Libertad para qué; libertad para quién
La izquierda impulsa políticas públicas para poder elegir lo deseable. La derecha ofrece la incondicional defensa de intereses individuales
Libertad o comunismo. Tremendo dilema el que plantea Isabel Díaz Ayuso en las próximas elecciones en Madrid. Los mensajes de Díaz Ayuso son habitualmente insólitos. ... Sin embargo, también los demás líderes del PP, actuando como auténticos liberadores de la opresión, dicen defender la libertad contra el comunismo. Si los comunistas ganan la elecciones -dicen- implantarán un sistema político totalitario y se quedarán con las propiedades, empresas y dinero de los ciudadanos.
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Otorgar estos rasgos del comunismo a estos grupos o partidos políticos constituye no solo una contundente -y majadera- mentira, sino que además no es evidente qué es lo que entiende Isabel Díaz Ayuso por políticas en favor de la libertad. Parecería algo así como defender que cada uno haga lo que le dé la gana.
Estas descalificaciones e incertidumbres discursivas hacen necesario establecer qué supone realmente para ambos contendientes -izquierda y derecha- este asunto de la libertad, qué es lo que entienden que debe hacerse en favor de la libertad.
El bloque de izquierdas («comunistas» y socialistas) defiende y propone que el conjunto de la sociedad -todos los ciudadanos- pueda ejercer la libertad. La libertad es ejercer la libertad. Hacen falta condiciones culturales y materiales de vida, así como contextos sociales, que permitan elegir lo que se desea; lo racionalmente deseable. En este sentido, no hay libertad cuando solo se puede elegir entre trabajar solo unos días por un salario miserable o solicitar comida a un grupo de vecinos. No hay libertad si no hay condiciones para poder elegir una vivienda; si solo se puede elegir entre vivir en la calle o en un apartamento macroocupado o en lamentables condiciones. No hay libertad si solo se puede elegir mantenerse en la ignorancia porque no se puede acceder a ningún modelo educativo; porque no hay recursos, porque no hay escuelas. No hay libertad cuando solo se puede elegir entre intoxicarse en la calle o vivir encerrado en casa, porque no se puede elegir acceder a un espacio libre de contaminación.
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Lo que plantea la izquierda respecto a la libertad es que exista una política y se promulguen una serie de normas y políticas públicas que hagan posible, en y desde todas las condiciones de vida, poder elegir lo deseable y, por tanto, ejercer la libertad. Y normas de carácter fiscal dirigidas a establecer condiciones de vida adecuadas a base de recaudar más dinero entre los que lo tienen.
En cuanto a la derecha de Díaz Ayuso y sus seguidores, su mensaje genérico e impreciso sería «nosotros vamos a defender que cada uno haga lo que le dé la gana». Pero, en realidad, la propuesta concreta es «nosotros vamos a defender vuestra libertad de alcanzar sin límite alguno los que vosotros decidáis que son vuestros intereses». En consecuencia, impedirán que se establezcan límites a esos intereses económicos y a las estrategias para lograrlos, aunque ello implique que otros, muchos otros, no van a tener condiciones de poder elegir sus deseos de poder ser libres.
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Esta defensa a ultranza de que cada uno haga lo que le dé la gana llevará en muchos casos a establecer salarios miserables, precios abusivos y servicios educativos y sanitarios mezquinos. Por supuesto, se opondrán a que esa libertad, asentada en la incondicional y plena defensa de los intereses individuales, sea vulnerada, limitada, por la fiscalidad. La libertad en modo alguno debe encajarse en el contexto social de manera que se pueda facilitar a otros la igualdad para así poder ejercer su libertad.
De lo descrito se deduce que la confrontación electoral entre comunismo y libertad debería ser denominada como la confrontación entre 'libertad para todos' y 'libertad para algunos'. En el primer caso, condiciones, recursos y garantías para poder ejercer libertades -para poder elegir al menos un deseo- frente a la libertad. En el segundo, libertad total para aquellos que reúnen las condiciones para ejercerla sin límites, aunque ello implique la marginación e imposibilidad de que los demás puedan ser realmente libres.
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Lo descrito sobre la concepción y prácticas de la izquierda respecto a la libertad evidencia la contundente falsedad del eslogan de la derecha. Pero desgraciadamente hay mucha gente que se cree la mentira. Si sus líderes se lo proclaman, tiene que ser verdad que quieren implantar un régimen comunista. Sin más. Resulta muy difícil explicar a estas buenas gentes que no es la derecha la que defiende la libertad para todos sino los 'malvados comunistas'. No es fácil porque vivimos en unos tiempos en que se ha impuesto la bunkerizada, in-argumentable, mentira política. La posverdad. Que no nos pase nada.
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