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Furgón de cola

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Rusia ·

El Kremlin asegura que del desertor ruso tiroteado en Alicante tampoco sabe nada

Miércoles, 21 de febrero 2024, 00:02

Con su aspecto de último descarte en el 'casting' para protagonizar la versión soviética de 'Corrupción en Miami' rodada en Volvogrado, el portavoz del Kremlin ... Peskov no da estos días abasto. Solo en las últimas horas ha tenido que negar que el Kremlin haya asesinado a Navalni, que sepan a qué se refiere la mujer de Navalni cuando los acusa de haber liquidado a su marido, que hayan prohibido que la familia vea el cuerpo de Navalni o que estén ellos ordenando que se retiren las flores que los ciudadanos ponen en memoria de Navalni. «¿Quién es Navalni?», parece a punto de preguntarles Peskov a los periodistas, abriendo los brazos como quien no entiende de qué habla todo el mundo.

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Por cambiar de muerto repentino, ayer al portavoz del Kremlin le preguntaron también por el desertor ruso que apareció tiroteado en Alicante. «No tenemos información sobre ese asunto», respondió Peskov. Quizá no había ojeado aún el 'Pravda'. En el periódico, el director del Servicio de Inteligencia Exterior definía al piloto como un criminal que, desde que se entregó a las autoridades ucranianas con su helicóptero, se había convertido en «un cadáver moral». Que el cadáver haya aparecido en Villajoyosa concierne al Gobierno español y comienza a destapar una trama de espías y sicarios. El desertor se llamaba Maxim Kuzminov y en verano cruzó las líneas enemigas a cambio de seguridad y medio millón de dólares. Desde Ucrania parece recordarse ahora fríamente que lo de la seguridad no incluía España. Los militares también desprecian a los desertores del otro bando. Y en el Este de Europa prolifera el sarcasmo, que encierra siempre un mensaje si proviene del poder. Quizá por eso en una cárcel bielorrusa ha muerto ahora, precisamente ahora, el periodista Igor Lednik, crítico con Lukashenko. Navalni, Kuzminov, Lednik. Una famosa teoría asegura que los famosos mueren de tres en tres y los científicos salen a veces a explicar que se trata solo de un sesgo cognitivo. En el Kremlin y alrededores debe de suceder lo mismo: los disidentes, en realidad, están muriendo todo el rato.

ELA

Cinco diputados

Una decena de enfermos de ELA se desplazaron ayer al Congreso para participar en una jornada parlamentaria a favor de una regulación que garantice la vida digna de quienes sufren esta dolencia. Que, tras una mesa redonda y dos ponencias, no hubiese por allí muchos diputados indignó a Juan Carlos Unzué, enfermo de ELA, exfutbolista y navarro de Orcoyen. «¿Cuántos diputados hay en la sala?», preguntó. Cinco. En el Congreso hay como se sabe 350 diputados que forman nueve grupos parlamentarios y pertenecen a diecinueve partidos. No hay manera por tanto de que las cinco señorías presentes salvasen de algún modo el señorío de la Cámara. «Hemos venido a vuestra casa», les recordó Unzué. Y esta vez no iba solo por el respeto debido sino por el esfuerzo que le supone a un enfermo de ELA desplazarse. El episodio simboliza la indiferencia del Parlamento ante la tramitación de la ley ELA. Lleva esa ley más de un año bloqueada y Unzué explicó ayer en primera persona lo que eso implica: a diferencia de otros muchos enfermos, él sí tiene la posibilidad de elegir seguir viviendo porque puede afrontar económicamente los cuidados, cada vez mayores, que la enfermedad impone.

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