Benjamín Netanyahu entró en la Asamblea General de la ONU y los representantes de docenas de países se fueron en señal de protesta. El primer ... ministro israelí llevaba en la solapa una chapa enorme con un QR que redirigía a imágenes del pogromo que Hamás llevó a cabo el 7 de octubre en Israel. Si las imágenes son reales, el mensaje último de la chapa no lo era: los países occidentales que le exigen a Netanyahu que deje de masacrar civiles en Gaza no son indiferentes a la matanza que tuvo lugar al otro lado de la frontera. La razón es además simple: son los asesinatos de civiles lo que hiela la sangre en ambos casos. Aislado y desafiante -una combinación funesta-, Netanyahu apuntaló su discurso sobre otra falsedad que es ya una trampa argumental tan grosera como inamovible. Establece que la denuncia del Gobierno de Israel se hace siempre por razones antisemitas. Ayer en la sede de la ONU había familiares de rehenes secuestrados por Hamás. Trataron de interrumpir con gritos el discurso de su primer ministro. Entre otras cosas, para que no se atreviese a pronunciar el nombre de sus hijos. Esos familiares se apellidan Kuperstein, Zangauker, Adar... Deben de ser también antisemitas.
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