La dimisión de Manuel Castells como ministro de Universidades no podría considerarse otra crisis en el Gobierno si nos atuviésemos a su perfil ideológico y ... a su trayectoria en el cargo, que le ha otorgado una escasa relevancia dentro y fuera del Ejecutivo, sino un relevo obligado por motivos de salud. Pero su sustitución por Joan Subirats introduce dos factores de cambio cuya magnitud y efectos podrán evaluarse antes del verano. El primero se refiere al reequilibrio que potencialmente representaría el nuevo ministro en la relación entre el PSOE y Unidas Podemos al afianzar la posición política de los 'morados' y, especialmente, la de Yolanda Díaz como referencia de futuro. El segundo, a que solo una gestión muy superior a la ejecutoria de su antecesor y que incluso la corrija sin complejos podría conceder a Subirats una proyección notaria e incontrovertible para actuar como consejero áulico de una alternativa a la izquierda del socialismo de Pedro Sánchez. Lo más probable, sin embargo, es que todo quede más o menos como está, con la vicepresidenta más acompañada políticamente, pero sin cambios profundos en la acción del Gobierno.
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