El examen realizado por el Gobierno vasco a 2º de Secundaria en Euskadi se ha saldado con un preocupante desplome del nivel del alumnado en ... castellano y ciencias, que cae a su cota más baja desde 2009. La última Evaluación de Diagnóstico de mitad de etapa, una herramienta clave para calibrar la política educativa, revela resultados decepcionantes: el 26% de los alumnos de 13-14 años no es capaz de comprender o elaborar textos en castellano de carácter complejo sin ayuda, porcentaje que se dispara hasta el 52% cuando lo hace en euskera. Un dato, este último, que añade gravedad a las conclusiones al ser la lengua de estudio de la mayoría de alumnos, matriculados en el modelo D. El informe detecta rendimientos académicos muy superiores en los estudiantes autóctonos que en los extranjeros. Una brecha que es preciso atajar para evitar el riesgo de marginación y lograr que la comunidad educativa avance al unísono.
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El suspenso en esta última etapa de la enseñanza obligatoria, base del progreso para cualquier sociedad avanzada, certifica el progresivo retroceso de los estudiantes vascos detectado ya en los últimos informes Pisa. Van rezagados en la adquisición de conocimientos y habilidades respecto a los de otras comunidades, a pesar de que el gasto 'per cápita' en Euskadi figura a la cabeza de España. Pocas prioridades más trascendentales puede tener un país que la de facilitar la mejor formación posible a sus futuras generaciones. Un reto que debe ocupar un mayor protagonismo en el debate político, más volcado en ocasiones en afrontarlo desde la ideología que desde la necesaria pedagogía para señalar las debilidades, corregir el rumbo e iniciar con celeridad la recuperación.
Aunque el Gobierno vasco no señala los motivos del desplome en castellano y ciencias, la sucesión de malos resultados y la búsqueda de la «máxima calidad» en la enseñanza que plantea el lehendakari Pradales son razones de peso para revisar la validez del modelo lingüístico. Si la apuesta por la enseñanza íntegramente en euskera con el castellano como asignatura encaja en la realidad sociolingüística del País Vasco, tanto cuando se aplica en zonas euskaldunes como en las que son castellanoparlantes. Y si es capaz de responder a las necesidades de los estudiantes y de integrar a un alumnado inmigrante que crece por las tasas de natalidad y la llegada de 'nuevos vascos'. Se trata de ofrecer el mejor modelo posible a una sociedad tan plural y diversa como la vasca.
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