La Lotería Nacional de hoy sábado: comprobar resultados del 6 de diciembre
AFP

Tiranía

Nuestra única esperanza son las políticas globales pero no nos pondremos de acuerdo

Últimamente lo veo todo torcido. Puede que sea porque se me ha desprendido la retina. O puede que todo esté torcido de verdad. Esa es ... mi duda ahora. Tras la operación, tuve que estar dos semanas mirando al suelo. Se piensan cosas extrañas cuando se está mucho tiempo mirando al suelo. Algunas de ellas, de hecho, más turbias que extrañas. Y después ya no se es el que se era. Así se lo dije a Ixa. Ya no soy el que era, dije. Nunca lo has sido, me contestó ella. Y en lugar de echarme a reír, como debía, me puse a asentir con la cabeza. Sin darme cuenta. Porque, al final, después de haber negado tanto, dándote cuenta, empiezas a asentir sin darte cuenta. Uno se hace a sí mismo diciendo no. Y luego uno se deshace a sí mismo diciendo sí. Y aceptando sin peros el paulatino y lacerante desprendimiento del yo.

Publicidad

Claro que dudo si estará recto lo que veo torcido. Cada vez más. Y ya no solo porque dude de mi ojo, sino porque dudo también de mi sesgo. Y de la niebla que hay en las colinas de mi cerebro tantas mañanas a menudo. Pero lo que aún me fascina es lo que me fascinó por primera vez en la infancia: los cambios. O sea, la velocidad de los cambios. El ritmo enloquecido de la evolución. El espeluznante avance tecnológico. La rapidez, esa rapidez, ¿cuándo empezamos a ir tan rápido

Ya he visto y oído cosas que nunca imaginé y aún podría vivir algunas décadas. Y esa es la tesitura en que te acabas encontrando a cierta edad, en esta época. El mundo es transformación, dolor, locura. De acuerdo, eso lo sé. Siempre lo ha sido. En los últimos tiempos, debido a las catástrofes globales y la inmediatez de los medios, estamos empezando a ser cada vez más conscientes de que somos un grupo. Me refiero a los seres humanos, obvio. A todos en conjunto. Esa conciencia está creciendo día a día. Y va a más, parece. Pero es improbable que se imponga. Y lo sabemos.

Quizá nunca habíamos visto tan clara la urgencia de ir juntos y empezar a tomar de una vez las buenas decisiones. Las inteligentes. A partir de ahora, las causas no va a haber que buscarlas en el pasado sino en el futuro. Tanto para bien como para mal. El ser humano es ambición y voluntad de poder: eso es lo que nos ha traído hasta aquí y eso es lo que nos está destruyendo. Porque podríamos hacer las cosas bien si quisiéramos, claro, supongo. Pero no vamos a querer. Sabemos que nuestra única esperanza son las políticas globales, pero también sabemos que nunca nos pondremos de acuerdo. Y eso va a doler. He empezado hablando de mi ojo y acabo con la extinción de la especie, ¿veis cómo todo está unido? Azar o necesidad, todo es tiranía.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad