La Lotería Nacional de hoy sábado: comprobar resultados del 6 de diciembre

Qué cosas

No creo que exista el diablo, pero, si existiera, le diría: estoy a favor de que el mundo no tenga un sentido. Porque si lo ... tuviera todo estaría más determinado. Todo tendría una función sintáctica, por decirlo así. Y yo prefiero no tener ninguna. No me gusta obedecer, me temo. A pocos nos gusta, me temo, en realidad. Nuestra especie habría sido muy distinta si nos hubiera gustado obedecer un poco más. Tal vez los primeros 'sapiens' fueran más obedientes, digo solo tal vez. Pero avanzamos hacia la desobediencia, lo siento. Está claro, creo, ¿no? Ya ni siquiera queremos ver una película con otro, cada cual queremos ver una distinta. Cada cual, de hecho, quiere montar su propia película. Ese debe de ser nuestro destino.

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¿Habéis visto lo del alquiler de amigos? Yo, al principio, había pensado escribir la columna sobre los amigos del emérito, que no sé quiénes son, ni si son amigos, pero he encontrado esto del alquiler de amigos y he vuelto a sentir otro de esos estremecedores fulgores del futuro al que nos dirigimos digamos que un poco alocadamente y como si fuera superguay. Y ya no me importa lo del rey, sino solo lo de los amigos. Se pueden alquilar amigos, hay una aplicación. Hay más. Los alquilas por horas. Y te acompañan a donde quieras. A bailar, al cine, a cenar por ahí. Porque se supone que tú estás solo o sola, claro. Y quieres estar con alguien. Porque la soledad es muy mala. Sobre todo la no buscada. Y, a veces, también la buscada. No sé si era Diderot o Voltaire el que decía: «Por tus amigos te conocerán», o algo así. Pero si los alquilas, ¿qué clase de amigos son esos? No sé yo a dónde vamos, pero, vamos, qué cosas se ven ya.

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