La reforma del último tramo de la calle Logroño va contar con 505.500 euros de presupuesto

Deterioros y problemas que, a diferencia de lo que ocurre en Ramón y Cajal o Ronda del Ferrocarril, se concentran en el exterior. El colector se encuentra en buenas condiciones, por lo que no se incluye su renovación dentro del proyecto de reurbanización parcial de ese tramo de vía al que ya ha dado el visto bueno el Ayuntamiento para que puede iniciarse el proceso de licitación y posterior adjudicación de unos trabajos que tienen un plazo de ejecución fijado en 5 meses.

Ése es el tiempo que tendrá la constructora con la que se contrate la obra para repavimentar el tramo y cambiar las aceras entre los números pares del 38 al 60 y del 51 al 71 en el de los impares. Lado en el que, además, se habilitarán más plazas de aparcamiento en línea al igualarse el espacio reservado a los peatones con la línea que sigue en el tramo final, en la zona donde se encuentran las viviendas de VPO que edificó Viranda. Ahora la acera presenta dos anchuras diferentes y se van a igualar, estrechando la que más sobresale, que dará paso a nuevos espacios para estacionar. Un aspecto que destacó el concejal de Obras y Servicios, Adrián San Emeterio.

El proyecto también recoge trabajos que, a priori, no se ven, pero que sí que van a mejorar las instalaciones de la zona. Está previsto realizar cambios en la recogida de aguas pluviales, abastecimiento, red de alumbrado público y telefonía. La red de abastecimiento no se va a sustituir y tampoco el colector, aunque sí se va a modificar «lo necesario para adecuarlo a la nueva disposición de los sumideros»

También se va a intervenir en otro tramo de acera, el situado justo frente a la estación de servicio, una zona en la que según han ido creciendo los árboles, la presión que ejercen las raíces ha levantado muchas de las baldosas, con el consiguiente peligro de que un viandante pueda tropezar y caerse.

Aunque San Emeterio no quiso aventurar una fecha de inicio de los trabajos, confía en que puedan arrancar en un plazo de entre dos o tres meses, si no surgen problemas en la licitación, para poder aprovechar la época e mejor tiempo.

El anuncio de los distintos arreglos en las aceras ha provocado la reacción unánime de todos los consultados, Cristina, Gracia y Ana, que pasean habitualmente por la carretera de Logroño, comentaban sobre la que está anexa a la gasolinera y levantada por la presión que ejercen las raíces de los árboles que «ya era hora. No se puede pasar más que de uno en uno y con mucho cuidado porque está todo muy peligroso, Si no vas con ojo te puedes tropezar. Tenían que haber hecho esto antes, pero bueno, habrá que pensar que más vale tarde que nunca» .

El estado de esa acera propicia que muchos de los paseantes decidan cruzar y caminar ese trecho por la acera de enfrente. Quieren alejarse de todos los riesgos. Si uno se para un rato en la zona del surtidor se percibe esa inercia; esa costumbre que se ha convertido en tal por el estado en el que se encuentra la zona por la que deben transitar los peatones.

Las obras también van a afectar a la carretera de Logroño, entre los números impares 51 y 71 y los pares 38 y 60. Sobre la intención del Consistorio de acometer los trabajos, vecinos de la zona, como Oliver García y Josué Martínez, recordaban que «es la tercera vez que presupuestan la obra. Este es el único tramo que queda por arreglar y ya tocaba».

En cuanto a la opción de establecer nuevas zonas de aparcamiento lo veían bien, pero apostaban más por la necesidad de «colocar badenes para que los coches moderen la velocidad».

Decía también Oliver García que «la acera que ahora tenemos, resbala mucho cuando llueve, así que cuando hagan la nueva estaría bien que pensaran en eso».

El propietario de La Bodeguilla abundaba en que «han estado parcheando la carretera durante mucho tiempo y a la vista está que no ha servido de mucho, y en las aceras hay baldosas mal acopladas y ha habido más de una caída».

Opinaban también quienes esperaban el autobús en alguna parada de carretera de Logroño, como era el caso de María Rosa Castañeda que decía que «aunque hay algunas aceras que están peor que éstas en otras zonas, todo lo que sea arreglar lo que está mal y puede provocar problemas está bien».