JSV invertirá más de 3 millones en ampliar la terminal de contenedores y construir naves en Miranda

La compañía ya ha iniciado la construcción de una nueva nave que se destinará a albergar a una empresa de fabricación y reparación de locomotoras, pero no será el único pabellón que se construirá a corto plazo. Dentro del plan estratégico de JSV figura la idea de generar un foco industrial, ya sea de firmas que levanten sus fábricas dentro de sus propias instalaciones o, aprovechando la fuerza tractora que supone contar con una plataforma intermodal, que otras empresas decidan instalarse en los polígonos locales. También está previsto destinar una gran superficie a la creación de un parking para camiones y poner en marcha un tercer tramo de vías.

Para poder desarrollar todos estos proyectos, es necesario disponer de terrenos. Aunque JSV aún cuenta con espacio libre en los 175.000 metros cuadrados adquiridos en su momento, el grupo está tramitando la compra de más parcelas de la extinta Rottneros, convencidos de que Miranda multiplicará su papel estratégico en el sector logístico en los próximos años. «En dos o tres años no vamos a conocerla; va a ser uno de los puntos más importantes del norte peninsular y estamos preparados para recibir y ofrecer un buen servicio a todo tipo de empresas», asegura Herzog con el optimismo y la capacidad de anticipar el futuro que le caracteriza.

La nueva regulación de emisiones de CO2 ha tenido un fuerte impacto en el comercio marítimo al que se suman los conflictos bélicos que afectan al Canal de Suez. Todo eso se traduce en dilación de plazos, colapso de puertos e incremento de costes, lo que ha llevado a las grandes compañías a modificar su estrategia. «Cada vez es más importante dar alternativas al aprovisionamiento y en Miranda tenemos esa posibilidad», asegura Sonia Herzog, directora general de JSV, quien destaca la «versatilidad» de una ciudad a la que augura un «desarrollo enorme».

Para continuar con su crecimiento, el grupo tiene previsto invertir más de tres millones, cifra que se suma a los cerca de nueve que ha gastado en la terminal de contenedores en los últimos siete años. Con ese dinero comprará más suelo, levantará nuevas naves y brindará soluciones logísticas a decenas de clientes. «La clave es tener mentalidad logística y buscar siempre la eficiencia, siendo consciente de que ahora mismo si no apuestas por la sostenibilidad, no tienes sitio en el mercado», afirma la máxima autoridad de JSV.

El objetivo para reducir el impacto medioambiental pasa por la intermodalidad. Es la única forma de garantizar que «cada tramo dentro del servicio puerta a puerta es lo más eficiente posible». En este sentido, la plataforma mirandesa combina el transporte por tierra y mar, primando ferrocarril y barco frente a carretera y avión. Las conexiones con los puertos de Barcelona y Alicante abren una puerta al comercio exterior con medio planeta a través del Mediterráneo, con el valor añadido de que el tren reduce los plazos y los costes en comparación con el uso de camiones. Para la denominada última milla, la solución más práctica es la carretera, «pero no es lo mismo desplazar miles de camiones cada año de una punta a otra del país que las ventajas que ofrece un tren que te deja la mercancía casi en la puerta de tu empresa para que simplemente hagas la parte final de la distribución».

En este sentido, Alicante es una alternativa cercana al saturado puerto de Barcelona y el principal reclamo dentro de la política de expansión de JSV ya que es la solución «para que la mercancía llegue en tiempo y forma». Desde esa localidad la compañía opera directamente con Turquía y Canarias, destinos en auge, mientras que la terminal de Miranda «nos abre las puertas de todo Europa». Con esas credenciales, la ciudad lleva camino de convertirse en el principal puerto seco de la zona, una idea sobre la que gira la apuesta de futuro de la familia Herzog.

La prioridad ahora pasa por hacerse con nuevos terrenos, «porque el suelo es fundamental y no podemos limitarnos a medio plazo», apunta el fundador del grupo, que ya ha adelantado una importante suma de dinero para comprar más parcelas de la antigua papelera y que confía en poder cerrar el trámite a lo largo del próximo mes, aunque dependerá también de la celeridad de la administración concursal que gestiona un suelo que durante muchas décadas ocupó la que fuera el símbolo del esplendor industrial de la ciudad.