Los mayores enseñan a los más pequeños. Avelino Gómez

Divertirse con los bailes que están llenos de tradiciones de Miranda

El grupo Jacinto Sarmiento abre sus puertas a los más pequeños para que conozcan el folklore y tomen el relevo de los veteranos

María Ángeles Crespo

Domingo, 2 de noviembre 2025, 23:23

Nombrar a Jacinto Sarmiento en Miranda no implica que se sepa exactamente cuál fue la labor de este recopilador de canciones y danzas, pero lo ... que sí le queda claro a todo el mundo es que algo tendría que ver con el folklore ya que no en vano el grupo que dirige Maite Vélez lleva ese nombre por bandera y lo traslada a todos los lugares en los que actúa.

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Su festival internacional, antesala habitual de las fiestas patronales de la ciudad y con más de tres décadas de existencia, es bien conocido y es poco después de que concluya cuando las responsables del grupo, con Estefanía Apellániz a la cabeza, abren la puerta a los más pequeños y a ellos les proponen «que vengan a conocernos, que sepan lo que hacemos y que vean lo divertido que es bailar».

Jacinto Sarmiento, desde que se fundó, siempre ha tenido un grupo infantil, pero lo cierto es que ahora la 'cantera' es muy reducida y por eso ofertan a las niñas y niños la opción de escoger como «una extraescolar más bailar con nosotros». Los mayores ensayan en su sede de Eras de San Juan 3, parte trasera, todos los sábados y se aprovecha ese mismo tiempo para que los veteranos enseñen a los más pequeños.

En los folletos que han repartido para que se conozca su oferta se dan algunas razones para que «prueben», porque bailar «es divertido, pertenecer a un grupo te permite conocer gente, socializar, hacemos actuaciones en las que enseñamos lo que sabemos, eso también nos permite viajar, y no hay que olvidar que al bailar hacemos ejercicio y eso es bueno para el desarrollo de los niños y niñas».

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Abundando en las cosas positivas que te da la pertenencia a un colectivo como Jacinto Sarmiento quienes están en él desde que se fundó apuntan que «hemos conocido medio mundo gracias a estar en el grupo. Se viaja mucho y eso es muy enriquecedor. Con los pequeños nos movemos en distancias cortas, pero con el paso del tiempo se van haciendo viajes más largos».

Tanto Maite como Estefanía dicen que sí que hay mucha gente que pregunta, pero lo cierto es que «muy pocos son los que dan el paso de venir». Y si se necesita que haya continuidad y relevo es porque «es bonito mantener las tradiciones. Hay mucha gente que se dedica a recuperar cancioneros y danzas, pero si no hay grupos folklóricos que los muestren todo eso se quedará sólo en los libros y sería muy triste llegar a eso».

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Jacinto Sarmiento tiene en la actualidad una veintena de componentes y, como ocurre en muchos grupos folklóricos, las mayores carencias están en el lado masculino. «Es un problema que venimos arrastrando desde hace mucho tiempo. Ahora tenemos tres chicos; hemos tenido hasta once y eso implica que haya bailes que no podemos hacer».

En cuanto a los más pequeños dice Estefanía que habrá que cambiar muchas mentalidades porque «hemos tenido niños que han dejado de venir porque compañeros del cole se metían con ellos porque bailaban y, la verdad es que los padres tampoco han ayudado mucho en ese sentido. Las danzas, el folklore no es una cosa de chicas, para nada. Es más, como ya hemos comentado, hay danzas que si no hay chicos no se bailan; al menos por nuestra parte porque nosotras no somos partidarias de que las mujeres se vistan de hombre».

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Que lo prueben

El del folklore es un mundo muy desconocido. Quienes lo viven como lo hacen los integrantes de Jacinto Sarmiento insisten en que es factible divertirse manteniendo tradiciones y por eso animan a pequeños «y también a los mayores» a que se animen «vengan un día y prueben. Si les gusta, que se queden, y si no, pues no pasa nada».

Algunos pueden pensar que hay que tener habilidades especiales para ser danzante pero Maite y Estefanía dicen que «todo se aprende y habría que ser muy muy arrítmico para no llegar a bailar. Es más, también invitamos a mayores y pequeños a que vengan si quieren sólo a hacer ejercicio, que se hace mucho, y si no quieren vestirse y actuar no hace falta que lo hagan. Ya llegará el momento».

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En esa espera, preparándose para hacerlo de modo habitual, están Elsa, Celia o Lucía de 6, 8 y 10 años. Ya han bailado en fiestas, están encantadas y animan a otros niños a apuntarse. «Venimos porque nos gusta mucho, se pasa muy bien, y estaría bien que vinieran más niños y niñas».

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