Beotibar Recycling, 105 años innovando en la gestión de residuos
Leire Fernández
Jueves, 15 de mayo 2025
Cuando hace 105 años nació Beotibar Recycling nadie imaginaba que un siglo después se iba a transformar en lo que es hoy. «Nuestra actividad principal era aprovisionar de fibra a la industria papelera», comenta Iñigo Jalón, director general de la empresa. Sin embargo, «hoy en día en España no hay un almacén que viva solamente del papel y cartón. Es imposible. Por eso hoy somos gestores de residuos no peligrosos (papel, cartón, plástico, chatarra, madera, etc.), además de transportistas autorizados de residuos peligrosos, al igual que mantenemos activa nuestra asesoría medioambiental y la destrucción confidencial según norma, aunque sí es cierto que el 70% de los materiales que gestionamos siguen siendo de fibra, es decir papel y cartón».
Y entre esas montañas de papel y cartón nos movemos, aunque nunca alcanzarán más de cuatro alturas para evitar riesgos innecesarios, en diferentes almacenes que agrupan los productos según el proceso en el que se encuentren y su calidad. «Cada bala pesa una media de entre 1.000 y 1.200 kilos y se almacenan por calidades. ¿Por qué? Porque cada calidad tiene un uso diferente. Aunque todo vaya a la industria papelera se puede destinar a hacer tisú, hueveras, papel para imprimir, papel para hacer nuevas cajas... El uso es el mismo, pero el destino final es distinto», especifica Jalón.
Las instalaciones de Beotibar en Amorebieta se distribuyen, además, según la rotación del producto. «Tenemos dos almacenes de producto final. Uno con rotación rápida y otra con rotación más lenta. En el primero las balas de producto salen en 24 horas. Esa bala que ves hoy ahí, mañana ya no está. Pero luego tenemos otra zona con una rotación distinta. Son materiales que tenemos que reprocesar, o que sabemos que igual les cuesta más salir por la situación del mercado, y en vez de tenerlo ahí, que me estorba más, lo enfajamos aquí», detalla señalando una zona más alejada de la entrada y de la zona de pesaje.
Una vez listas las balas, se cargan los camiones, cada uno lleva unas 25 toneladas, que las distribuirán entre sus clientes, las fábricas de papel. «En el Estado hay 75 fábricas que fabrican papel y consumen papel. No tienen que ser las 75 de papel recuperado, sino que también puede ser de pasta de celulosa». Además, Jalón es también vicepresidente de la Asociación Española de Recicladores Recuperadores de Papel y Cartón, Repacar, «la única asociación nacional que representa los intereses del sector».
Proceso manual
Eso sí, antes de llegar a esos almacenes de producto final, se pasa todo un proceso, que además es muy manual. «Contamos con 40 trabajadores. En nuestro sector, todo lo que se ha automatizado es a partir de ópticos (pequeños robots), además de balísticos y tromeles. Y todo no vale para meter en ópticos, lo puedes hacer en cintas de tiraje, en molinos...» El producto llega a la nave de procesamiento inicial en la que se separan por materiales, se monta en la cinta y se prensa. Aquí se hacen las cribas, en las que se quitan los 'impropios'. «En origen se separa todo lo que se puede, pero hay cosas que se cuelan. Una vez que sale la bala, volvemos a peinarla. Esto es para obtener la calidad».
Para llevar a cabo esta actividad, mantenerla a lo largo de tantos años y crecer, se requiere estar a la vanguardia de la innovación e invertir en infraestructura. Y para ello es esencial contar con un fuerte respaldo a nivel financiero. «En este punto contamos con el apoyo de BBVA, ya que gracias a ellos podemos seguir creciendo, comprando más vehículos, maquinaria nueva...».





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Y algo que es de vital importancia en Beotibar, la limpieza. «Intentamos tenerlo todo en un perfecto estado de orden y limpieza. Esto es fundamental para evitar accidentes e incidentes, plaga de animalitos que nadie queremos, evidentemente tratamos con residuos, pero cuanto más limpio esté, más minimizado está ese impacto». Esto repercute también en la cantidad de materiales que tienen en los almacenes. «De media hacemos 4 cargas de producto al día. Hay días que igual haces 10, otros haces 5, y otros como el día del apagón sacamos solo 2 camiones. A mí no me gusta tener mucho material. Cuanto más material tengas más peligro de posibles incendios. Prefiero minimizar esos riesgos».
Documentos confidenciales
¿Y qué pasa con aquellos documentos confidenciales que hay que destruir? También de esto se encargan en Beotibar. «Hacemos destrucción confidencial según la Ley Orgánica de Protección de Datos. Hay cinco niveles de seguridad, nosotros llegamos hasta el cuarto nivel, que es para trabajar con todo. El quinto nivel es el CNI. Casi sería polvo más que papel», ríe el responsable de la empresa. Además, cuentan con una inspección que ofrece el cliente todas las garantías de que se ha llevado a cabo la destrucción de manera correcta. Y una vez destruido se puede reutilizar sin problemas. «Se puede usar para papel, se puede usar para mascarillas, se puede usar para ropa, para chalecos, para pantalón, para lo que sea».
Incluso hay cosas que les llegan desde la aduana. «No os imaginéis la cantidad de botellas de whisky y de alcohol que se tiran. Y alimentos. O bolsos Gucci de imitación...«. Todos elementos que se destruyen en Beotibar Recycling con todas las garantías legales.

Un referente dentro del grupo Trienekens
Beotibar Recycling tiene entidad propia, pero además forma parte del grupo Trienekens, todo un referente a nivel internacional. Esta multinacional alemana está reconocida por ser pionera en el campo de la gestión integral de residuos, actividad en la que acumula más de 100 años de experiencia. Trienekens País Vasco está compuesta por Beotibar, Bzb y Santibáñez.
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