Dulces postres que no pesan
Disfrutar incluso de los dulces navideños y llegar al 7 de enero sin un gramo de más en el cuerpo es posible con un menú adecuado, sobremesas bien planteadas... y un poco de zapatilla al día siguiente
Este año, con permiso de la autoridad y si el covid no lo impide, regresan las navidades de toda la vida. Las de la prima, el tío, la suegra y el 'cuñao'. Recuperamos al fin los mismos chistes y gracietas que venimos contando toda la vida, aunque lo verdaderamente preocupante, pongámonos serios, no es eso. Lo malo es que otra vez corremos el riesgo de convertir las cenas y comidas de fin de año en auténticas bacanales romanas. En 2020, debido a la pandemia, aprendimos que la Navidad podía celebrarse sin necesidad de someterse a un atracón tras otro.
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El nutricionista Javier Aranceta, presidente del comité científico de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, va ahora incluso más allá. Asegura que haciendo las cosas bien ni siquiera hace falta prescindir de los postres. Venga, tome nota y verá que fácil.
1. Coma menos cantidad. No hace falta atiborrarse. Ni que sea Navidad, ni una vez al año no hace daño. Disfrute de lo que le gusta, pero por el mismo precio prime la calidad.
2. Elija los postres menos calóricos. Hay mucho día de fiesta, hay tiempo para probarlo todo. Recuerde que polvorones, mantecados, turrón blando y trufas contienen más azúcar, concentrados de almendras y grasas en general.
3. Espere al menos una hora antes de servir el postre. Si lo hace favorecerá una mejor digestión, especialmente después de una comida densa.
4. Coma antes un poco de fruta. Una macedonia o una brocheta de frutas pueden ser una opción deliciosa y sanísima para degustar mientras llegan los postres tradicionales. Le ayudará a refrigerarse y con la digestión.
5. También una infusión. Ese tiempo antes que lleguen los postres puede ser ideal para tomarse una infusión. Favorecen la digestión las de manzanilla, regaliz e hinojo, «muy potente», o las que contienen jengibre.
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6. Aprovéchese de la oferta 'light' o baja en calorías. El mercado ofrece ya una amplísima oferta de productos bajos en grasas y azúcar. Los postres navideños no son ajenos a esta tendencia.
7. Ponga en valor la tradición y recupere los postres de siempre. Especialmente, los que se hacían en su familia.Es Navidad. Cualquier postre casero –tarta de manzana, bizcocho de almendras, trufas, helados, arroz con leche, intxaursaltsa...– resulta mucho más saludable que uno comprado. Resultará menos denso y solo tendrá la cantidad de grasas y azúcares que usted le eche.
8. No se infle a comer de nada. El mejor modo de que el postre no nos sature es hacer previamente una comida que no nos deje sensación de estar llenos. Para celebrar la Navidad no hace falta darse un atracón. No se trata ya de una cuestión de ganar peso, sino de sentirse bien.
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9. Sea selectivo con el alcohol. Cuanto menos tome, mejor. El alcohol aporta a nuestro organismo siete kilocalorías por gramo. Algo más que los hidratos de carbono y menos que la grasa, que contiene nueve. Representa una bomba calórica mayor que un segundo plato. Ahora bien, si va a tomarse una copa, que sea de cava o champán, preferiblemente brut, que contiene menos azúcares. Si prefiere un combinado, lo mejor sería un gin-tonic corto de ginebra, con tónica cero, sin azúcar, lima o limón y bien de hielo.
10. No se olvide de hacer ejercicio. El mejor regalo que puede hacerse uno mismo en Navidad (y en cualquier época del año) es no descuidar la práctica deportiva. Para contener el efecto de las panzadas, hay que darle a la zapatilla. No basta con comer menos. Aunque moderemos la ingesta, vamos a comer más de lo normal. Quemar esas calorías extra pasa, irremediablemente, por hacer ejercicio.
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Recuerde lo fundamental: la mesa es un placer al que no hay por qué renunciar, salvo que su médico le indique lo contrario. Pero no hay comida o cena de Navidad si no es en familia. ¡Felices fiestas!
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