Anís, un chute de energía a cualquier hora del día
Anís verde y anís estrellado. Tomados como infusión, aportan vitaminas y minerales. Destilados ya son otra cosa
Jesús Lens
Jueves, 13 de febrero 2025, 14:52
En este mundo hay dos tipos de personas, quienes al escuchar la palabra anís piensan en una infusión y/o un aderezo para los postres y las que rápidamente se ven con una botella de superficie estriada, cuchara en mano, entonando cánticos tradicionales.
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Hoy nos centramos en los primeros. En quienes se toman el anís verde como una bebida tranquila y tranquilizadora. Y es que el anís es rico en carbohidratos y también aporta proteínas, vitaminas, minerales y fibra. Lo más importante: que ayuda al cuerpo a aprovechar la energía de la comida que ingerimos y gracias a los minerales como hierro, calcio, fósforo, zinc, magnesio y potasio, mejora nuestro rendimiento muscular y fortalece huesos y dientes. No es de extrañar, pues, que durante mucho tiempo, el anís verde se tomara como medicina.
Además, es una bebida muy diurética, con lo que ayuda a expulsar impurezas y, dicen, tiene efectos afrodisíacos, además de estimular la producción de leche. Es del anís verde que se obtiene la bebida de anís, tan popular en tantos sentidos de la palabra. Pero ahora no toca hablar de él.
Pasemos al anís estrellado, que además de las propiedades anteriores, destaca por sus propiedades carminativas, una forma científica, fina, sofisticada y elegante de hablar de esos gases intestinales que contribuye a mitigar. Es muy digestivo, ayudando a la salud abdominal después de las comidas y, como decíamos antes, diurético. Si le sumamos sus cualidades expectorantes, analgésicas y antimicrobianas, tenemos una bebida ideal para estas semanas de virus, enfriamientos y otras hierbas.
Más allá de la infusión
Además de ser bueno para tomar en esas infusiones que, decíamos, reconfortan y templan cuerpo y alma, el anís es muy usado en cocina como potenciador del sabor y en repostería, empezando por las famosas rosquillas de anís, cuya receta se remonta a tiempos de los romanos, nada más y nada menos. En los roscos de vino también está presente y en un plato muy sabroso con calabaza: la cazuela de San Juan. Y en las populares tortas Inés Rosales que ahora están tan de moda en la gastronomía de taberna, para acompañar patés, por ejemplo.
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Cuánto le deben los herbolarios a Carlomagno, emperador concienciado con el poder curativo de determinadas plantas y hierbas y que recomendaba en sus ordenanzas la plantación del anís, por sus muchas propiedades. Perdonen el latinajo, pero es que la Capitulare de villis vel curtis imperii es rica y variada. Por lo que nos concierne, el capítulo 70 incluye la lista de un centenar de árboles, plantas y hierbas que ordena que se cultiven en los jardines reales por sus múltiples y buenas propiedades.
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