La Lotería Nacional de hoy sábado: comprobar resultados del 6 de diciembre
Trabajadores de la salud realizan pruebas de Covid-19 a comerciantes y público en un mercado callejero en Lima. AFP

«Enfermaremos todos cuando las medidas se relajen»

El éxodo masivo desde Lima amenaza con extender el virus por todo Perú. Una religiosa vasca narra cómo está azotando la enfermedad a este país

GERARDO ELORRIAGA

Martes, 5 de mayo 2020, 22:19

Las aceras peruanas alientan la preocupación de Marisabel Albizu. «No soy muy apocalíptica, pero veo cientos de personas hacinadas en las calles esperando una manera de regresar a su lugar de origen y me temo lo peor», asegura. La paralización del país latinoamericano, afectado por la pandemia del coronavirus, ha provocado la pérdida de empleo de muchos de aquellos que llegaron a Lima, la capital, buscando un futuro mejor. «No pueden pagar sus habitaciones y quieren volver a su aldea, donde al menos cuentan con una pequeña finca», explica esta religiosa nacida en Eibar y residente en la ciudad septentrional de Trujillo. «Creo que las autoridades van a resultar desbordadas por la expansión del Covid-19, sobre todo cuando relajen las medidas de confinamiento y se permita la movilidad. Entonces, habrá flujos imparables y todos enfermaremos».

Publicidad

Este caótico éxodo comenzó con trabajadores originarios de Huancavélica, a 1.000 kilómetros de distancia, que no dudaron en iniciar a pie el regreso al terruño, y tan sólo hace unos días el Ministerio de Sanidad interceptó diez autobuses que intentaban llegar a la localidad de Piura. «Los positivos fueron aislados, pero el fenómeno es masivo y no se detendrá», lamenta esta religiosa, miembro de la congregación de Santa María de la Providencia y que trabaja en el ámbito de la educación entre los colectivos menos favorecidos. La orden mantiene un programa para la promoción de la equidad con el apoyo de la ONG vasca Alboan.

El coronavirus ha invertido los movimientos migratorios y arruinado la exitosa imagen de Perú, que entre 2006 y 2016 redujo su porcentaje de población bajo el umbral de la pobreza del 49% al 20%. «En los últimos veinte años hemos visto cambios, la aparición de una clase media y mejores infraestructuras, y, sin embargo, esa prosperidad no ha llegado a la mayoría», explica. «Lo que no admite dudas es que la desigualdad social se ha convertido en un profundo abismo».

La precariedad social supone un obstáculo para combatir la pandemia. La Policía ha llevado a cabo 11.000 detenciones en el departamento de La Libertad, donde reside la religiosa, por violar las medidas de reclusión. «El confinamiento se estableció el 15 de marzo y hasta el 4 de abril, cuando se instauró el toque de queda, el paisaje fue el de siempre, con los mercados llenos. El 70% de la economía es informal, con personas que venden plantillas para los pies, jugos o frutas», indica. «Ellos saben que si no salen no comerán. En realidad, no se sabe cuántos infectados hay porque hay enfermos que permanecen en casa y otros que no tienen más remedio que salir para sobrevivir. La sensación es de desconocimiento».

La república andina contabiliza 1.344 fallecidos y más de 47.000 infectados por el coronavirus, pero su primera víctima, a juicio de Albizu, ha sido la justicia. El escándalo Odebrecht desveló que este conglomerado empresarial brasileño había pagado sobornos a los gobiernos de los tres últimos presidentes peranos y hace un año, Alan García, uno de los implicados, se suicidó cuando iba a ser arrestado. Ayer salió de prisión la líder opositora Keiko Fujimori, después de tres meses encarcelada por este caso. «La corrupción es terrible», lamenta y señala que la ofensiva del aparato judicial contra esta lacra ha quedado paralizada por la enfermedad. «Antes de la llegada del virus ya había una crisis, porque los ciudadanos han dejado de creer en la clase dirigente. Ven a los políticos como esos sujetos que llegan al poder y se hacen ricos de inmediato».

Publicidad

La amenaza del invierno

El año escolar es otro caído en el combate. «Nosotras nos anticipamos y lo abrimos el 11 de marzo a las 7.30, y cuatro horas más tarde se decretó el cierre de las escuelas». Desde entonces, el programa Aprendo en Casa intenta difundir la enseñanza a través de radio y televisión. «Los niños podían comunicarse con sus profesores a través de whatsapp, pero la gente ya no paga el servicio porque no tienen dinero, y en la sierra es imposible, porque no hay nada, ni siquiera luz».

La llegada del invierno constituye una amenaza para Perú y el hemisferio Sur. «Ese es el miedo que todos comparten. La última intervención del ministro de Salud trasmitió una evidente sensación de prisa», recuerda. El país corre el riesgo de colapso sanitario, con solo 500 respiradores mecánicos y al menos 350 médicos contagiados. «Insistía en que debíamos llegar al pico de la incidencia antes de la aparición del frío. El otoño peruano es suave, con temperaturas altas, pero entre los meses de mayo y junio se produce el gran cambio y, entonces, podríamos encontrarnos ante un tremendo desafío».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad