Juan Saiz, durante su interpretación. Jesús Andrade

El viaje vanguardista al vacío de Juan Saiz

El flautista y saxofonista cántabro presenta su disco 'Pindio 2' en una sesión vespertina con muchos momentos fascinantes e incluso frenéticos

Jueves, 17 de julio 2025, 20:08

Anticipaba con sincero orgullo en su Facebook el músico cántabro Juan Saiz (Santander, 1986) antes de presentar en el jazzaldia alavés su proyecto bautizado 'Pindio ... 2': «Este jueves 17 tenemos una cita muy especial: estaremos tocando en uno de los festivales con más historia y amor por la música». Y añadía que era un «verdadero honor compartir escenario con tres músicos a los que admiro profundamente»: Genís Bagés (baterista que le pegaba fuerte, a veces mirando las partituras durante los redobles), Manel Fortià (cotrabajo de ondulantes escalas coltranianas) y Xavi Torres (pianista a veces escondido y con la camisa menos agraciada del cuarteto: los tres escuderos de blanco y el líder con una pintona camisa estampada).

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La voz que presenta a los actuantes vespertinos en el Palacio Europa apuntaba que el concierto iba a ser «un viaje sonoro al vacío» y calificaba a los acompañantes como músicos de jazz de vanguardia. Y el artista principal, el flautista y saxofonista santanderino Juan Saiz, muy parecido físicamente al actor también cántabro Eduardo Noriega, otro aficionado al jazz que no suele faltar como espectador en el festival de Santander, ha presentado ocho títulos de los 9 temas que han sonado en 73 minutos (se ha dejado en el tintero el breve y brutalmente bop 'Pindio 2'), casi hora y cuarto en la que ha soplado flauta, tenor y soprano, y donde las texturas y ambientes han cambiado tanto que ha habido sensación de montaña rusa entre el frenesí free, bop y tribal, y los lapsos más tranquilos. El arranque y el final han sido estupendos, y el ecuador ha tenido pasajes más discutibles.

Juan Saiz, de formación reglada (de niño se cultivó en el conservatorio Jesús de Monasterio de Santander -flauta travesera clásica y composición-, y luego cursó estudios superiores de jazz y música moderna en la ESMUC de Barcelona y en el Klask Koninklig Conservatorium de Gante, Bélgica), ha estrenado varios de esos temas en cuarteto (ya le vimos en trío con el mismo repertorio en noviembre en el Bilbaína Jazz Club, donde el baterista Genís zumbó tanto a los parches que algún espectador desertó de la primera fila nada más empezar), y ha cedido protagonismo a sus escuderos, con espacio para sus solos respectivos (más tímidos los del pianista, que también ha tenido sus lapsos magníficos)

Los cuatro han abierto como si fueran el flautista Jorge Pardo con el trío Sumrrá ('Index librorum prohibitorum', o índice de libros prohibidos), con el soprano en 'El impostor' Saiz se ha igualado al más inspirado Kamasi Washington, y tras dar gracias de viva voz por estar «en un festival tan emblemático», con la flauta ha pasado de la clásica bucólica a lo neo-celta de Mike Oldfield ('Aurora', con solo experimental flautista), y tras el olvidado en las presentaciones 'Pindio 2' (frenético como el Andrzej Olejniczak canino), ha proseguido contemporáneo ('Interludio nº 33') y tribal ('Vera'), facturado vanguardia de película de Hitchcock en partituras lúdicas ('Eber'), agradecido su presencia en «un festival tan longevo que ojalá siga muchos más años», se ha despdido en falso con 'Bellaskos' (un viaje que ha partido del Hevia flautista y menos eléctrico y que ha desembocado en el tenor de Coltrane), y a modo de bis ha regalado 'El grito', tan arriesgado como los dibujos animados y con pasajes free, no sin antes informar de que al acabar estaría fuera vendiendo discos y desear que disfrutemos de los otros conciertos «de este maravilloso festival».

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