La apoteosis setentera de Daniel Romano
El roquero canadiense, en sexteto mixto y explosivo, se confirmó como el gran tapado del ARF. Increíble, impresionante y excelente, dijo la gente al acabar su bolazo
Al terminar el concierto de Daniel Romanos' Outfit el sábado noche en el escenario Love, el tercero más grande del Azkena Rock Festival, dijeron varios ... espectadores a nuestras espaldas: 'excelente', 'increíble', y otro 'increíble', pues lo dijeron dos personas distintas. Y al acabar el bis y cuando la gente se arrimó a sus amigos para compartir la experiencia, se oyó decir: 'impresionante', 'no he podido pestañear'...
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Fue un conciertazo de principio a fin, un derroche de energía (esos bailes sincopados de la corista de los pantalones de rayas, ¡una Suzy Quatro actual!), una jactanciosa demostración de dominio del rock and roll (vertiente setentera, abigarrado, efectista, imparable, comparado por varios melómanos con Meat Loaf), una cita memorable a la que le fallaron dos detalles: las luces del escenario, que aunque abundantes y también efectistas no iluminaron de modo claro al sexteto oficiante con su líder Daniel Romano muy discreto en su rol central, y lo que evita que coloquemos este show total en el top del mejor concierto del Azkena Rock Festival y entre los mejores del año 2022, que fue el sonido, mate de fondo, levemente sofocado por ejemplo para las voces, opaco para el aluvión de brillantina que nos arrolló.
El concierto de unas 21 canciones en una hora redonda empezó y acabó de modo sintomático y retador y presumido con la sintonía de los dibujos animados de Bugs Bunny (eso es todo amigos…). Y lo del medio estuvo copado por densidad e intensidad en lo que fue una rauda y cuasi fugaz sesión con abundancia de rock setentero eléctrico (a veces tres guitarras, siempre una batería de-mo-le-do-ra, cambios de ritmos asombrosos y sorprendentes...), un repertorio perfectamente ensayado, engrasado y arreglado, una descarga en la que se unificaban los rayos del citado Meat Loaf, la alta energía de MC5 (ahí es nada, ¿eh?), los riffs chuletas stonianos, la palpitación tinaturnesca, y más Meat Loaf, y la ampulosidad de los Who (ya nos hemos referido al baterista, ¿verdad?), y la apotesosis de David Bowie, y la épica coral de Marah, y hasta resonancias de los Stooges en el bis, todo con dos o tres leves descensos de intensidad en canciones de country y lisergia para dosificar las fuerzas, claro. Fíjense: pararon por primera vez al de tocar al de 28 de canciones y unas diez canciones, ¡y lo hicieron para afinar!
Si el sonido llega a ser como merecía tal exhibición de rock setentero exuberante, éste de Daniel habría sido el mejor concierto entre los 55 del Azkena Rock Festival, cuyo pódium definitivo sería este: Soziedad Alkohólika, Micky y Los Colosos del Ritmo y Daniel Romano's Outfit (segundo y tercer puestos podrían intercambiar sus posiciones, ¿eh?, no vamos a discutir por nimiedades).
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