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Pantallas en verano: claves para un uso saludable... y sin peleas

¿Prohibirlas? ¿Permitírselas sin medida? Ni una cosa ni la otra

Domingo, 3 de agosto 2025, 20:05

El verano llega con su promesa de tiempo libre, días largos y oportunidades para compartir en familia. Sin embargo, también puede convertirse en el escenario perfecto para que las pantallas (ya omnipresentes en nuestra vida cotidiana) tomen más protagonismo del deseado. El reto está en encontrar un equilibrio que favorezca el bienestar, la convivencia y la salud mental de toda la familia.

Pantallas: ni demonizarlas ni entregarse del todo

Las pantallas a partir de los 5 años no son un enemigo, pero, obviamente, tampoco deben ser el centro de nuestras vacaciones. Forman parte de nuestra vida familiar y, bien utilizadas, pueden ser aliadas: nos conectan con amigos y seres queridos, ofrecen contenidos educativos, y hasta pueden fomentar la creatividad o el juego compartido. El problema surge cuando no hay un criterio claro. Especialmente en verano, el uso excesivo puede derivar en conflictos, problemas de sueño, sedentarismo, aislamiento o pérdida de interés por actividades al aire libre.

Equilibrio digital en vacaciones: sí, es posible

Así que el criterio es la clave. Además, hay que establecer rutinas flexibles y negociadas en familia. Por ejemplo, acordar momentos sin pantallas (como al despertar, hasta la tarde, durante las comidas o en ciertas actividades) y también espacios para disfrutarlas juntos: una película familiar, un videojuego cooperativo o una videollamada con los abuelos. Estas decisiones compartidas refuerzan los vínculos y fomentan la educación en familia desde el respeto.

Otra herramienta imprescindible es ofrecer alternativas atractivas: excursiones, talleres, juegos de mesa, deportes o simplemente tiempo de lectura. Cuando los niños tienen opciones interesantes, la pantalla pierde parte de su magnetismo.

Evitar los conflictos más comunes

Los roces suelen aparecer cuando no hay normas claras o cuando se aplican con rigidez. Anticiparse es fundamental. En lugar de imponer, podemos preguntar: «¿Prefieres tus 30 minutos de pantalla ahora o después de merendar?». Este tipo de elecciones les da cierta autonomía dentro de los límites pactados. También es importante validar sus emociones: «Entiendo que quieras seguir jugando, es divertido. Pero ya hemos llegado al tiempo acordado». Así, transmitimos empatía sin renunciar a los acuerdos.

Y no olvidemos que los adultos también damos ejemplo. Si queremos fomentar un uso equilibrado, el móvil de ama o aita también tiene que saber descansar.

BBK: compromiso con el bienestar digital familiar

Desde BBK, creemos en un uso responsable de la tecnología que potencie el bienestar infantil, la convivencia y la parentalidad positiva. Por eso, impulsamos herramientas y proyectos que ayudan a las familias a abordar estos retos de forma constructiva, desde la educación y el respeto mutuo.

Este verano, las pantallas pueden ser una parte más (ni protagonista ni villana) del día a día familiar. Con diálogo, criterio y mucho sentido común, podemos disfrutar de unas vacaciones en las que el equilibrio digital sea una fuente de bienestar y conexión real.

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