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«Los niños aprenden observando, por tanto es fundamental que seamos buenos modelos en el uso de la tecnología»

«Los niños aprenden observando, por tanto es fundamental que seamos buenos modelos en el uso de la tecnología»

Elsa Punset publica un nuevo libro para niños con el que grandes y pequeños pueden aprender a utilizar la tecnología de manera responsable

Leire Fernández

Viernes, 15 de diciembre 2023, 20:47

Con el debate sobre si prohibir el uso de móviles a menores de 16 años en plena efervescencia, Elsa Punset publica un nuevo volumen de su colección de cuentos 'Los atrevidos', en el que los protagonistas se adentran en la isla de los Nimóviles, para vivir aventuras sin necesidad de usar tecnología, y en el que se ofrecen herramientas para que tanto niños como padres aprendamos a 'desconectar para volver a conectar'.

La tecnología está siendo últimamente una de las grandes preocupaciones para las familias, la edad de acceso a los móviles, la excesiva exposición de menores en redes, la digitalización de las escuelas… ¿Es tan peligrosa como parece o todo se basa en saber manejarla? 

No se trata de demonizar la tecnología, sino de aprender a gestionarla. Los estudios nos alertan de que los adultos no somos conscientes del contenido tan agresivo que nuestros hijos ven en las redes -violencia, pornografía, retos virales, desinformación, agresión y acoso. Nuestros hijos no tienen la madurez para asimilar todo esto, para filtrarlo o ponerlo en contexto. En este sentido, la tecnología puede ser muy peligrosa. Pero bien gestionada, también puede ser una oportunidad de conexión, oportunidades y descubrimientos. Hemos sobreprotegido a nuestros niños y jóvenes en lo físico, pero los hemos abandonado en lo digital. 

¿Estamos los padres preparados para enseñarles a los niños a utilizar la tecnología de manera positiva?

Somos la primera generación que se enfrenta al reto que supone la tecnología, y ahora la inteligencia artificial. Es decir, nos enfrentamos a algo desconocido, somos de alguna manera una generación de conejillo de Indias de una tecnología muy atractiva, pero muy potente, que lo está transformando todo: cómo nos relacionamos, cómo estudiamos, cómo trabajamos, cómo producimos… ¡Todo! ¡Y eso podemos verlo como un desafío, o como una amenaza! 

Como adultos, podemos enseñar a nuestros hijos a ser conscientes del poder de la tecnología, pero con mano izquierda. Infórmate bien, evita prejuicios sobre la tecnología y como siempre cuando educamos, no impongas: propón y pacta con tu hija o hijo límites razonables. Ofréceles a cambio un tiempo de calidad sin tecnología: tiempo para cocinar juntos, para pasar tiempo en la naturaleza, para pintar, hacer música, conversar, organizar reuniones en casa, ocuparse de la mascota… tiempo para aprender lo que requiere una vida y unas relaciones humanas vividas con los cinco sentidos, y no sólo a través de una pantalla. 

En cuanto al tema de la digitalización en los centros educativos, ¿qué opinas al respecto? ¿Volveremos al libro en papel como ya han hecho otros países?

Las escuelas son testigos de primera mano de las oportunidades, pero también de las dificultades que genera el uso de la tecnología, y por eso están dando la voz de alarma. Los datos que tenemos son relativamente recientes, pero indican que efectivamente -y estos son datos del último informe PISA- la comprensión lectora de un niño de 15 años mejora cuando también lee en papel. También sabemos que cuando limitas el acceso de los móviles a los niños en al aula, no sólo mejora el rendimiento académico, sino que se llevan mejor entre ellos. Así que una vez más, no se trata de prohibir, sino de regular y de equilibrar el uso de la tecnología. 

¿Quizá el problema sea que somos de todo o nada? Digitalizamos los colegios y eliminamos el papel, les damos un móvil y nos olvidamos… Mantener un equilibro es importante.

¡Absolutamente! Y a los humanos nos cuesta encontrar puntos de equilibrio, tendemos al todo o nada. Y eso es particularmente cierto en el casa de una tecnología que no sólo es divertida y atractiva, sino también adictiva: nos engancha porque nos entretiene y altera la química del cerebro. Te predispone a querer más tecnología, más validación social, más recompensas, más estímulos… lo que sea, está allí. Si tienes más de 25 años, tienes una corteza cerebral capaz de ayudarte a resistir las tentaciones y concentrarte. Así y todo, ¡te costará hacerlo!… Pero un niño pequeño no está fisiológicamente preparado para resistir la tentación de sacar su móvil y entretenerse. No tiene un corteza frontal madura que le ayude a gestionar esas tentaciones.

En el cuento, los niños se pierden cosas maravillosas por estar pendientes de las tablet, ¿ese es uno de los perjuicios que debemos evitar, que no nos distraigan de cosas importantes?

Quise incorporar esa escena, tan típica, en la que ves niños viajando o visitando algún lugar, y en vez de aprender y descubrir, están absortos mirando la pantalla con algún juego pasivo… y claro que, a veces, los propios padres y madres lo fomentamos, porque la pantalla les entretiene y así los adultos tenemos un poco de tiempo… ¡que tanta falta nos hace cuando tenemos hijos! Pero de nuevo, no es cuestión de prohibir, es cuestión de fomentar un uso responsable y equilibrado de la tecnología. 

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¿Deberíamos utilizar los padres el pasar un día sin móvil también para aprender a disfrutar de otras formas? Ahora si nos dejamos un día el móvil en casa estamos perdidos.

Eso los expertos lo llaman 'dieta digital', y es una propuesta interesante porque en general los adultos nos acostumbramos a determinados hábitos… y más en el caso de la tecnología, porque es especialmente adictiva. Es parte de su poder: ¡nos atrapa la atención! Es divertida, fácil de usar, entretenida… pero podemos convertirnos en sujetos muy pasivos. Y los que nos rodean terminan viviendo con personas que están solo allí a medias: mirando la pantalla de reojo, o directamente prestándonos una atención muy pasajera. ¡Estamos constantemente distraídos por la tecnología! Es importante generar espacios de atención plena sin estas interrupciones constantes. 

Pero los humanos necesitamos atención plena de los demás, es la base de la empatía, de nuestra capacidad de comprendernos y convivir. ¡Es algo que tenemos que valorar y proteger! Es parte fundamental del vínculo entre personas, y más aún, entre padres e hijos. 

¿Qué tipo de reglas deberíamos establecer según su edad?

Como siempre cuando educas, tienes que adaptarte constantemente a la edad y el temperamento de tus hijos, ¡la diana se va moviendo! Pero en general, es importante educarles hablando con regularidad y naturalidad de lo que supone acceder a internet, es decir, que sepan que los dispositivos multimedia no son juguetes y deben manejarse con cuidado… discutir los muchos beneficios de la tecnología, así como sus riesgos… y la importancia de respetar la privacidad y proteger la información personal de manera apropiada para su edad. Y como decíamos, estas conversaciones deben ir evolucionando a medida que nuestras hijas e hijos crecen.

Dices que en las dos primeras décadas de vida es cuando podemos enseñarles buenos hábitos, vamos que si les damos el móvil con 16 pero seguimos sin involucrarnos en su educación digital no estaremos consiguiendo nada…

Es así, es en las dos primeras décadas de vida del niño cuando tenemos la oportunidad de enseñarle buenos hábitos de consumo digital, que les durarán toda la vida. ¿Y cómo aprenden los niños? Aprenden observando lo que les rodea, por tanto, es fundamental que los educadores sean buenos modelos en el uso de la tecnología. Algunos ejemplos cotidianos serían compartir momentos con tu hijo alejados del móvil, disfrutando de una atención plena sin distracciones o interrupciones; enseñar a tu hija el consentimiento en el uso de la tecnología -pide permiso para hacerles una foto y para compartirla… '¿Puedo hacerle una foto a tu dibujo y enviárselo a la abuela?'…  No usar el móvil cuando estás con tu hijo, a menos que sea por algo relevante -'tengo que enviar un correo al trabajo…'; 'voy que asegurarme de que el abuelo se encuentra mejor'… Otra forma de entrenar a nuestros hijos en el uso equilibrado de la tecnología es usarla con ellos de forma sana, para conectarse con la familia, hacer música, aprender idiomas, usar Google Earth para 'viajar' por el mundo…  Si decimos una cosa, pero hacemos otra, nos imitarán en lo que hacemos de verdad, no en lo que decimos. ¡Es una enorme responsabilidad, porque educar a un hijo empieza, a veces, por reeducarte a ti mismo!

Buscar el equilibrio

«Cuando la tecnología se utiliza de forma equilibrada, hay estudios que encuentran un incremento de desarrollo cognitivo y social, pero esa asociación se da cuando el niño o niña no usa la tecnología más de 30 minutos al día. ¡Sin embargo, sabemos que los niños pasan mucho más tiempo en el mundo digital! Y eso mismo nos pasa a los adultos», explica Punset. «Cuando se usa excesivamente, a edades  tempranas, los estudios muestran que el uso de pantallas puede tener un impacto inesperado en los niños pequeños: menos apertura a experiencias nuevas, mayor inestabilidad emocional, comportamientos impulsivos y dificultad de concentración. En general, una infancia basada en mucho tiempo centrado en las pantallas interfiere con el desarrollo físico, cognitivo y social del niño, porque le quita tiempo fundamental para dormir, jugar y socializar en persona, además de causar adicción y, cuando empiezan a usar las redes sociales, los niños sufren por comparaciones sociales en las que siempre salen perdiendo. Esto último vemos que afecta de forma especial a las niñas. Y esos niños y niñas se convertirán en adultos con unos hábitos digitales poco sanos, y cada vez más difíciles de cambiar».

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