Anecdotario: votantes casi centenarios, parking de perros, el vocal más joven...
En la jornada electoral no falta la clásica imagen de las monjas ante las urnas pero el día da para muchas más situaciones curiosas. Votantes casi centenarios, el chaval que acude por primera vez con las papeletas...
Judith Romero
Domingo, 26 de mayo 2019, 12:18
Once horas con los colegios electorales abiertos dan para muchas anécdotas y cuando cierran no se acaban las situaciones curiosas, que los miembros de mesas anteriores ya han tenido la experiencia de encontrarse rodajas de chorizo dentro de los sobres durante el recuento. La papeleta con sabor a embutido es ya un clásico del anecdotario de jornadas como ésta, casi tanto como la imagen de unas monjas ante las urnas. El 26-M en Vitoria ha dejado varios momentos para el recuerdo, he aquí un puñado de ellos.
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Escuela de Artes y Oficios
Dos votos, 80 años de diferencia
A sus 19 años, Ander Atin ha acompañado a su aitite Vicente, de 99, a depositar su voto en la Escuela de Artes y Oficios. «Vivimos juntos y compartimos apellido, así que también votamos en la misma mesa», sonreía Ander. Vicente le ha inculcados las ganas de votar. «Se moría de ganas de venir y siempre nos dice que votemos, lo que sea pero algo», explicaba Ander mientras ejercía su derecho al voto por segunda vez en su vida.
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Centro cívico Aldabe
Un vocal muy joven
Su aspecto juvenil le delataba. A Asier Granados le ha tocado ser vocal en el centro cívico Aldabe. «¡En abril me libré pero me ha tocado!», bromeaba el joven. Cumplió los 18 años en noviembre y se declara profundamente aburrido de ejercer su puesto de vocal. «Cuando vinieron a buscarme a casa no estaba, pero al menos pagan unos 65 euros», se consolaba el chico mientras saludaba a sus vecinas junto a las urnas.
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Semillero del Casco Medieval
Voluntarios en los colegios
Ser elegido presidente de una mesa electoral suele verse como un fastidio, pero hay quien desempeña funciones como la de recibir a los votantes de forma voluntaria. María Eugenia y Eneko Jorge, empleados municipales, indicaban en qué mesas tenían que votar a quienes llegaban al semillero de empresas del Casco Medieval. «No sé si podré leer algo al mediodía, está viniendo mucha gente por la mañana», reconocía él. Ambos se ofrecieron voluntarios para la tarea. «Alguien tiene que hacerlo y las direcciones se encuentran rápido», animaba ella.
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Centro cívico Ibaiondo
Una biblioteca muy ruidosa
Borja y Carlos preparan su trabajo de fin de máster de Comercio Internacional en el centro cívico Ibaiondo. «Hemos venido para acabar el trabajo y coordinarnos», explicaban estos amigos. A su alrededor cientos de vecinos abarrotaban el edificio para depositar su voto, pero las elecciones no preocupaban a estos jóvenes de 25 y 29 años. «Soy de Valencia pero ni he pedido el voto por correo, los estudiantes tenemos la cabeza en entregas como esta», confesaba Carlos. «Me pasaré luego por el polideportivo de Lakua-Arriaga», apuntaba Borja.
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«Como elegir delegado de clase»
Unos entran con papeletas y otros como las pequeñas Amaia y Saioa salen con sobres. a sus 4 años se divertían con los sobres de color blanco, azul y salmón. «Hemos aprovechado para contarles un poco de qué va esto y explicarles que las elecciones son como elegir delegado de clase», señalaba Juan Antonio, su aita. «Nos han ayudado a meter la papeleta en la urna, pero me parece que en casa querrán jugar a votar», anticipaba María, su ama.
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Centro cívico Ibaiondo
Colombiana y muy del PNV
No todos los extranjeros pueden participar en estos comicios, pero Claudia Vargas y su hijo Walter han votado en Ibaiondo antes de celebrar un atrasado día de la madre en Urrunaga. «Llevo 24 años aquí y voto desde hace 22, cuando pedí la nacionalidad», explicaba Claudia, orgullosa de emitir sus votos para el PNV. «Nos ha ido bien, así que yo sigo votando lo mismo. Confío en que Urtaran vuelva a salir elegido», afirmaba.
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Parking de perros
El mejor amigo del hombre también le acompaña en la fiesta de la democracia, pero sólo hasta la puerta. Varios canes aguardaban a sus amos atados frente a los centros cívicos. «Mi pareja y yo nos turnaremos para votar, no me gusta la idea de dejar a Hannah ahí pero no podemos entrar con ella», confesaba Loli sin separarse de su amada border collie. «No me acordaba de que eran tres urnas esta vez, pero ya que estoy votaré en todas», añadía.
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