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Rachel Lesslar, a la izquierda, junto a Maiara Marths, las dos accionistas de la empresa. Yvonne Iturgaiz

Vostok quiere dar el salto a la fabricación local de motocicletas eléctricas

La empresa, ubicada en Sondika, proyecta el lanzamiento de un nuevo modelo 'made in Euskadi'

Manu Alvarez

Bilbao

Domingo, 16 de abril 2023, 00:13

Hasta ahora han confiado buena parte del proceso de producción a fabricantes chinos, pero ya planean una producción 'made in Euskadi' para el lanzamiento de ... un nuevo modelo que en la actualidad está en fase de diseño. Vostok, la empresa de motocicletas eléctricas, que tiene su centro operativo en la localidad vizcaína de Sondika, aspira a lanzar un tercer modelo con componentes y montaje local. «Hay que ser coherentes. Si nuestra empresa tiene vocación de defensa de la sostenibilidad, fabricar en China y transportar hasta aquí también genera muchas emisiones», aseguran Rachel Lesslar y Maiara Marths, las dos accionistas de una empresa que, aseguran, «no queremos convertir en un 'unicornio'. Somos industria y sabemos que más bien tenemos un elefante entre manos».

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Rachel nació en 1989 en Malasia –es hija de padre malayo y madre irlandesa– y vivió en el país asiático hasta los 12 años. Diplomada en Adminsitración de empresas, recaló en el País Vasco en 2012 para trabajar en una compañía con múltiples intereses en China. En su país, y viendo cada día el espectáculo del puente que une su ciudad natal, Johor-Bahru, con Singapur –más de 100.000 motocicletas lo atraviesan cada jornada en medio de una nube de espesa contaminación–, comenzó a tomar conciencia de que «algo había que hacer». Años más tarde encontraría respuesta a su inquietud cuando comenzó a fraguar la idea de crear una empresa fabricante de motocicletas eléctricas, con la idea centrada en la movilidad urbana.

Maiara, nacida en Brasil en 1993, licenciada en Derecho, Comunicación y Marketing, también dio con sus huesos en el País Vasco, en este caso en San Sebastián, de forma casi accidental. Sus padres tenían unos amigos en la capital donostiarra y ella decidió venir a estudiar a Euskadi y a poner en práctica su temprana vocación de empresaria y emprendedora. Conoció a su social Rachell, precisamente, en un evento de 'startups', cuando Maiara promocionaba una curiosa empresa que había puesto en marcha: se dedicaba a llevar a guipuzcoanos hasta Granada para que obtuvieran allí su carnet de conducir, porque era mucho más barato.

La sociedad mercantil se constituyó en 2016 y desde entonces recorren eso que en el argot de la creación de empresas se conoce como 'el valle de la muerte'. Estos años han visto nacer un primer prototipo que no pasó de ahí; el inicio de la fabricación de un primer modelo –equivalente a una motocicleta de 49 centímetros cúbicos–; la llegada de la pandemia y la práctica paralización de la actividad durante algunos meses; una cierta euforia en las ventas tras la superación del Covid «porque la gente comenzó a priorizar el transporte individual al colectivo»; y ahora el lanzamiento de un segundo modelo de motocicleta –equiparable a 125 centímetros cúbicos– y el diseño de un tercero que es el que se fabricará ya íntegramente en el País Vasco. En ese periodo también ha lanzado al mercado un patinete eléctrico, que asimismo es 'made in Euskadi' en su totalidad y que ensamblan en un pabellón industrial ubicado en Vitoria.

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«Y con voz de chica joven»

Ha habido más piedras en el 'valle de la muerte'. Entre ellas un cambio en la estrategia de subvención de vehículos eléctricos, el Plan Moves, que ha dejado sin ayudas a las motocicletas más pequeñas, las que se asimilan a los 49 centímetros cúbicos. «El Gobierno ha entendido que al ser más baratas no necesitaban ayudas. Pero lo que ha sucedido es que al subvencionar las de 125, en la práctica se ha aproximado tanto el precio que ahora los compradores optan por la más potente. Hemos tenido que acelerar su lanzamiento», señalan.

El esfuerzo para llegar hasta aquí ha sido intenso. A golpe de teléfono, «con la sensación de que por tener voz de chica joven el asunto sonaba menos creíble», recuerdan, han conseguido una red de 40 tiendas en España que ya venden sus motocicletas. También 150 talleres acreditados para la reparación, porque aseguran que este es un punto crítico. «Hace años hubo un primer 'boom' de venta de motocicletas eléctricas, que no eran sino meros negocios de importación. Motocicletas fabricadas en China, de muy baja calidad, que daban problemas apenas unos meses después de ser adquiridas y con las que rápidamente surgían problemas. No había piezas de recambio ni talleres habilitados para la reparación», concluyen.

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