Urkullu anuncia que el clúster financiero tendrá 75 miembros

El objetivo principal de este clúster es poder unir a actores del sector financiero vasco -bancos, fondos de inversión, gestoras y grupos familiares- para asumir inversiones que requieran movilizar grandes cantidades de dinero y que de forma individual resulten desmesuradas. Este es uno de los puntos débiles de la actual estructura inversora del País Vasco, que encuentra grandes limitaciones para poder participar e influir en procesos de venta de algunas empresas estratégicas, sobre las que pende el peligro de una deslocalización de los centros de decisión.

El lehendakari se ha referido a este proyecto en la inauguración de las nuevas instalaciones del Instituto Vasco de Finanzas, IVF, el organismo que creado en 2008 por el Departamento de Hacienda y que concentra ahora buena parte de la actividad del Ejecutivo en la toma de participaciones en sociedades mercantiles. Algunas entidades, como es el caso de Kutxabank, Laboral Kutxa, la fundación Artizarra y el grupo inversor Kaizaharra, liderado por el empresario vasco Iñaki López Gandásegui, ya ha mostrado su interés por participar en esta iniciativa.

La sede del IVF se ha ubicado en el edificio de la Bolsa de Bilbao. El IVF ha absorbido el control sobre los fondos de capital riesgo que dependen del Gobierno y también Finkatuz, el fondo creado para tomar participaciones estables en empresas consideradas estratégicas y que hasta ahora ha tenido un desempeño mediocre. Pese a que se creó en 2021 tan solo ha tomado participaciones accionariales en tres empresas -CAF, Kaiku y ITP- y tiene más de 200 millones embalsados y sin destino por el momento.

Urkullu también ha anticipado que antes de final de año se aprobará la Ley del Instituto Vasco de Finanzas, porque a pesar de su larga vida carecía hasta ahora de un marco legal que regule sus actividades y concrete el contenido de su actividad. Desde 2008 el IVF ha atravesado varios escenarios, ya que tras su creación por el gabinete de Juan José Ibarretxe el Ejecutivo de Patxi López decidió congelarlo en 2009, tras interpretar que respondía a la creación de un nuevo 'chiringuito' de la Administración vasca que iba a duplicar funciones que ya desarrollaban los departamentos de Hacienda y de Industria. El ente se reactivó, aunque de forma moderada, a partir de 2013 con el gabinete de Iñigo Urkullu para reforzar el control del Departamento de Economía y Hacienda sobre las participaciones del Gobierno vasco en empresas y la concesión de avales.