El virus cancela muchas prácticas en empresas

Lo de hacer prácticas no siempre es una cuestión de voluntariedad sino que se impone como una obligación. Hay carreras que en su programa de estudios y normalmente en los dos últimos cursos del grado, tienen establecidas las prácticas obligatorias. Son, por tanto, prácticas curriculares y hay que superarlas como si de una asignatura se tratase. Habitualmente los centros de formación llegan a acuerdos y firman convenios con empresas e instituciones, para que sus alumnos tengan un catálogo de lugares donde pueden realizar esas prácticas obligatorias, dentro de las condiciones que exige la legislación.

¿Cuál es el problema? Pues que muchas empresas han reducido de forma drástica e incluso anulado del todo la posibilidad de 'alojar' a estudiantes en prácticas. Las razones son variadas y todas ellas lógicas. Muchas empresas tienen a sus plantillas o parte de ellas en teletrabajo. Si en muchos casos eso supone una dificultad añadida para mantener un funcionamiento interno normalizado , se convierte en una barrera prácticamente insalvable para atender a un estudiante en prácticas. La figura exige no sólo trabajo por parte del estudiante sino también que alguien en la empresa monitorice ese desempeño y colabore en ampliar los conocimientos del estudiante. Difícil hacerlo en la distancia, sobre todo cuando esa no es la estructura normal de funcionamiento. En otros casos la cancelación de las prácticas responde a una medida de protección, ante la imposibilidad física de aumentar el número de personas que pueden entrar en el recinto de la empresa.

Así las cosas, el retraso en la normalización de la actividad que provoca la pandemia puede generar para muchos estudiantes la pérdida de algún curso, al menos de algunos meses, en su licenciatura. Otro problema que añadir a la larga lista de cosas que ha estropeado este virus.