Euskadi intensifica la vigilancia sobre el precio de la cesta de la compra por la elevada inflación

La decisión se adopta ante el encarecimiento mantenido en los precios de la alimentación y las bebidas no alcohólicas. En su último dato de mayo -el de este junio se comunicará la próxima semana- mostró una ralentización por tercer mes consecutivo. Con todo, pese a una bajada en el precio de la leche (-0,4%) y una moderación en la escalada de los huevos (0,3%), la subida se mantuvo en los dos dígitos, con un 12%. Entre tanto, el dato general de la inflación caía al 3,2%, empujada principalmente por el descenso de los carburantes.

En este contexto, la medida creada para garantizar que se cumple la ey de la Cadena Alimentaria, aprobada en 2013, prevé seguir redoblando esfuerzos el próximo año, cuando «el número de inspecciones se incrementará considerablemente», tal y como anunciaron a EL CORREO en el departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno vasco. Allí también advirtieron que «a este plan de control ordinario» hay que añadir la vigilancia «complementaria» que se realiza «por indicios o derivadas de denuncias».

Las cuatro inspectoras contratadas este año se han sumado a los dos puestos administrativos con los que ya contaba el área, y que venían realizando una labor de vigilancia desde que entró en vigor la ley. En el Gobierno vasco inciden en que las nuevas plazas permiten «ahondar en la relación comercial entre los operadores» y la forma en que se concretan los precios tanto a través de los «contratos» como de otras posibles «evidencias» que permitan atestiguar el cumplimiento de la normativa.

En el departamento rechazan entrar en detalles concretos sobre las actuaciones y los resultados de los informes elaborados hasta la fecha, aunque señalan que estos se analizan internamente y que, en función de sus resultados, pueden tener un desarrollo «jurídico». Asimismo, apuntan que la labor del personal incluye una parte de trabajo de campo, con inspecciones en la actividad comercial para vigilar el cumplimiento de la ley.

El programa tiene un carácter anual, de carácter recurrente. A este respecto añaden que los equipos de inspección «tanto de fraude alimentario como de cadena alimentaria» funcionan en base a un plan de control oficial que se aprueba siempre a principios de año.

La labor de inspección no es la única que redoblará esfuerzos en Euskadi para controlar la situación de la cesta de la compra. El observatorio de la cadena de valor de la alimentación, Behatokia, sumará seis nuevos productos a los siete cuya evolución ya venía vigilando.

De esta forma, a la sidra, el bonito fresco, la leche de vaca, la de oveja, la remolacha, la carne de bovino y la uva se le añadirán en los próximos meses los huevos en jaula, los camperos, el trigo, el verdel, la anchoa y la patata. Se trata de alimentos que destacan por «su relevancia» en la cadena de valor de la alimentación, como señaló el director de Organización y Transformación Digital de la Fundación Hazi, Goio Manrique, al frente del equipo. El objetivo es detectar un posible encarecimiento en los costes de producción, especialmente en los productos «más sensibles» o que más sufren las subidas.

El Behatokia cuenta con cuatro trabajadores y unos 400.000 euros de presupuesto. Aunque su labor no es la de realizar una inspección de precios, sí controlan situaciones de riesgo con peso en los mismos, como la falta de lluvias. «A día de hoy la sequía no es un problema grave en Euskadi, pero la afección en el Estado y a nivel global ha impactado en los precios de los forrajes y de insumos, y sí ha afectado a los costes del sector agrario», detalló Manrique.