«Llevamos 40 años de transformación y nos faltan 40 más»
Es necesario acercarse con perspectiva a un proceso que se inició en la década de los 80 y que resulta cada vez más complejo
Es lógico sentir que el mundo tecnológico se mueve cada vez más rápido. Y, a veces, el miedo a quedarnos obsoletos ante los vertiginosos cambios ... nos ahoga. Pero Genís Roca está convencido de que esa percepción no siempre es correcta, y propone una pausa para rememorar el camino que nos ha llevado a la era del 'big data', la computación en la nube y la inteligencia artificial, elementos que van a marcar el futuro más cercano.
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«Tenemos la sensación de que todo va tan rápido que no podemos diseñar estrategias a largo plazo. Pero, en realidad, llevamos 40 años de transformación digital y nos quedan 40 más», señaló ayer en la ponencia que impartió con motivo de los Premios DigitalTek, recordando que los primeros ordenadores, en la década de 1980, eran gigantescos. «Y en la primera era del PC estuvimos trabajando durante una década sin internet. Entonces, compartir datos era algo físico. Había que guardarlos en un disquete y darlo en mano», añadió, provocando la risa de los asistentes.
Ahora hemos entrado en la era de la conectividad 5G y el Internet de las Cosas, ese sistema en el que los aparatos pueden comunicarse entre sí y que servirá para alumbrar elementos como el vehículo autónomo. Son avances que Roca considera especialmente relevantes para pasar de un mundo reactivo, en el que se toman medidas cuando suceden cosas, a otro predictivo, en el que «el médico te llama para decirte que vas a tener un infarto» porque recibe tus constantes vitales en el momento.
El valor de la confianza
En este nuevo mundo, los datos son petróleo. Pero el experto advierte de que, como sucede con ese combustible, «también contaminan y son tóxicos». Por eso, para Roca lo más relevante no es el 'big data', sino la confianza. Confiar en las empresas que nos venden productos y servicios debe ser el objetivo en un mundo en el que los consumidores esperan un servicio inmediato.
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Para eso, las empresas deben pasar de recopilar opiniones a recoger datos que les permitan ofrecer «servicios proactivos masivamente personalizados basados en datos recopilados en tiempo real». Es lo que, en su opinión, ya hace Netflix, por ejemplo. El reto, ahora, es integrar datos públicos y privados, algo que la legislación dificulta, para sacar todo el provecho a la digitalización de nuestro mundo.
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