«El covid ha dejado al descubierto las debilidades del capitalismo»
El profesor francés cree que Europa debe invertir más en innovación y mejorar su legislación de competencia para hacer frente a EE UU y China
Philippe Aghion prefiere el té al café. Quizá porque parece que de pequeño cayó en una marmita de torrefacto. Es puro nervio. Habla a toda ... velocidad, mezclando inglés y español, y acompaña ráfagas de palabras con movimientos de piernas acompasados. Eso sí, el coautor de 'El poder de la destrucción creativa' (Deusto, 2021) y Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Economía, Finanzas y Gestión de Empresas, desgrana un discurso calmado, sin estridencias, que incide en la necesidad de que haya destrucción para que surja la innovación. Como el Ave Fénix. Y Aghion sostiene que el puñetazo de la pandemia puede convertirse en el catalizador que necesitamos en Europa para buscar el lugar que le corresponde al Viejo Continente en el mundo por su peso demográfico y potencial económico.
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SU TRAYECTORIA
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Formación: Licenciado en Matemáticas por la Escuela Normal Superior de Cachan, se doctoró en Harvard.
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Docencia: Impartió clases en el prestigioso MIT, pero luego regresó a Europa para hacerlo en diferentes universidades.
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Obras: Su último libro es 'El poder de la destrucción creativa', junto a Simon Bunel y Céline Antonin.
- Todos nos preguntamos cómo será el mundo tras el covid.
- Es pronto para determinarlo, pero es evidente que hay algunas actividades que van a morir y otras nuevas que van a surgir. Y nuestras costumbres cambiarán. Yo viajaré menos porque he descubierto Zoom. Cada vez consultaremos más con el médico a distancia. Y el teletrabajo se va a imponer en un nuevo modelo laboral mixto. Todo esto es un buen ejemplo de la 'destrucción creativa' en la que trabajo. El problema para los Estados es gestionar estos cambios, porque hay que proteger el capital humano al mismo tiempo que se evita crear compañías zombis. Eso supone que habrá que reconvertir algunas empresas y dejar caer a otras, asegurando que los empleos destruidos pueden reciclarse en otros lugares.
- ¿Y eso se puede lograr?
- En Dinamarca, por ejemplo, han desarrollado el concepto de 'flexiseguridad'. Cuando pierdes tu empleo, durante dos años recibes el 90% de tu salario y el Estado se encarga de ofrecerte formación y de buscarte un nuevo empleo. Creo que es un buen sistema para evitar el drama humano del desempleo y la creación de esas empresas zombis que son un peligro para la economía, a la vez que se impulsa la innovación.
«Los fondos Next Generation son un paso adelante, pero insuficiente»
El mundo posTcovid
- Pero ese intervencionismo no sería aceptado en muchos países.
- Es cierto. Pero el covid ha dejado al descubierto las debilidades del capitalismo. En América, por ejemplo, ha demostrado que el modelo social está roto. Muchos trabajadores perdieron su empleo y, con él, el seguro médico que necesitaban más que nunca. Y eso ha provocado una mayor mortalidad que en Dinamarca. Pero la mayoría de las vacunas procede de Estados Unidos, que se demuestra más innovador que Europa. Por otro lado, la pandemia también ha dejado en evidencia la excesiva dependencia de China. Yo soy partidario de la globalización, pero se ha confirmado que Europa está rezagada frente a Estados Unidos y China.
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- ¿Y puede ponerse a la altura?
- Sí. Hay quien cree que la innovación llega solo cuando se sacrifica la protección social. Que el modelo americano no sería tan innovador si tuviese los derechos de Dinamarca. Yo no estoy de acuerdo. Creo que se pueden lograr ambas cosas. Otro buen ejemplo del efecto positivo de inversiones sociales en el crecimiento es la educación. Muchos estudios han demostrado que se pierde mucho talento entre las familias más desfavorecidas por la falta de oportunidades para formarse. Son los 'Einstein perdidos'. Si se invierte en educación de calidad para todos, se logra más innovación, más crecimiento y más igualdad social. Y luego hacen falta políticas para fomentar la competencia. Porque, como ha sucedido en Estados Unidos, a pesar de las revoluciones tecnológicas en marcha, la productividad se ha estancado este siglo. Y eso se debe a que las compañías que lideraron la innovación y el crecimiento en sus inicios, como Google, Amazon o Facebook, se han hecho demasiado grandes y, gracias a adquisiciones sin freno, han invadido todos los sectores de la economía y ahora ahogan la innovación. Las fusiones y las compras se aprueban mirando exclusivamente la cuota de mercado, no el impacto que tienen en el acceso de nuevos actores. Lo mismo sucede en Europa. Por eso debemos reformar las reglas de la competencia para propiciar la innovación y la inclusión.
«Google o Amazon han invadido todos los sectores y ahogan la innovación»
Grandes tecnológicas
- Estamos en los albores de la inteligencia artificial, que va a ser una fuerza de 'destrucción creativa'. Pero no parece que Europa pueda competir con Estados Unidos y China. ¿Pueden ser los fondos Next Gen el impulso que necesitamos?
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- Es un paso adelante, pero insuficiente. Se debe hacer más, a pesar del miedo a la deuda pública. Hay que tener cuidado con ella, pero se deben incrementar las inversiones que propician el crecimiento. Porque un mayor diferencial entre la tasa de crecimiento y la de interés reduce la deuda a largo plazo. Por eso, hay que analizar bien las inversiones públicas y monitorizar la gestión y los resultados de las mismas. En muchos aspectos, el covid ha hecho que despertemos, y ahora es el momento de pasar a la acción.
- ¿Le preocupa China?
- Sí, es un país que me asombra. Pero sufre una falta de libertad que es clave. Porque es necesaria para alumbrar innovaciones disruptivas. En China pueden imitar y mejorar, pero aún no han logrado innovar de verdad. Y eso nos da una ventana de oportunidad, porque nosotros tenemos libertad, protección social y capacidad innovadora. Si invertimos más, en una década podríamos estar en la pelea.
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