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Conductas vergonzantes

ANÁLISIS ·

Lunes, 28 de febrero 2022, 00:09

Recuerda el refrán que una cosa es lo que se dice, otra lo que se piensa y una tercera lo que se hace o se ... lleva a la práctica. La llamada 'compartimentalización' o división de la conducta humana en compartimentos estancos e incluso antagónicos, que los profesionales de la salud mental describen como una distorsión altamente peligrosa, es moneda de curso legal en nuestros días. La doctora Nancy McWilliams, que acuñó el término, la conceptúa como un patológico mecanismo de defensa. En todos los ámbitos de la escena social los humanos nos mentimos a nosotros mismos, con la justificación de que el pragmatismo pueda prevalecer sobre los principios, que una cosa es predicar y otra dar trigo, que no se pueden ceder bazas al competidor y menos al enemigo, en una sociedad sicótica donde el utilitarismo es el valor prevalente, en la que, a la postre, el fin justifica los medios.

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Traeremos a colación dos ejemplos. El primero se relaciona con la llamada transición ecológica y el compromiso de un mayoritario porcentaje de los países del planeta de poner coto al deterioro medioambiental derivado de las emisiones desaforadas de gases de efecto invernadero. En la conferencia COP26, celebrada en noviembre de 2021, China y Estados Unidos formularon una declaración conjunta para expresar su voluntad de «reforzar las acciones climáticas» en la presente década, a fin de alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Como es sabido, China y Estados Unidos son los dos principales responsables del calentamiento del planeta. Entre ambos emiten cerca del 40% del total de gases nocivos. En Glasgow, los comparecientes acordaron la reducción del carbón como fuente de energía y la eliminación gradual de los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles, dos aspectos cruciales, ya que el mineral negro es el principal causante del calentamiento global.

Ahora juzguemos la conclusión a los anteriores planteamientos: noticias de agencia anuncian que China acaba de aprobar la apertura de tres nuevas minas de carbón, con una inversión equivalente a 3.800 millones de dólares. Sin más comentarios.

El segundo y rotundo ejemplo de escarnio moral es el de la reaparición de los escándalos ligados a países de baja o nula tributación, también llamados paraísos fiscales. En la memoria de muchos estarán los llamados 'papeles de Panamá', los 'papeles de Pandora', los 'lux leaks' de Luxemburgo, las revelaciones de la NSA 2013, los 'FinCen files' y un sinfín de fiascos similares. En todos ellos, producto de filtraciones anónimas enviadas a Consorcios de Investigación, se revela el funcionamiento interno de una perversa economía en la sombra que beneficia, a expensas de los demás, a las élites desalmadas que bordean o se sumergen sin escrúpulos en la ciénaga de la criminalidad.

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Los 'secretos de Suiza'

Ahora, las revelaciones del caso 'Swiss Secrets' abundan en lo mismo que sus precedentes. En ellas, se identifican más de 8.000 millones de dólares en 18.000 cuentas pertenecientes a delincuentes convictos, políticos corruptos o dictadores del tercer mundo, que han venido utilizando durante años el santuario del segundo banco en tamaño de Suiza, el Credit Suisse.

Las reacciones a los 'secretos de Suiza' han sido generales y contundentes. Ron Wyden, presidente del comité de finanzas del Senado de Estados Unidos, ha expresado su 'gran preocupación' por lo que ha descrito como «la facilitación del lavado de dinero y la evasión fiscal por parte de Credit Suisse durante décadas». El parlamentario europeo Luis Garicano ha denunciado que «el hecho de que los criminales y déspotas del mundo puedan lavar dinero tan fácilmente en la puerta de la Unión Europea es inaceptable».

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Cuando las instituciones multilaterales, tales como el G20, el FMI, la OCDE o la Unión Europea aparentan mostrar una condena sin fisuras de los paraísos fiscales y trabajan en proyectos para su erradicación, y las agencias tributarias multan a evasores de poca monta, los casos reales de grave corrupción fiscal se suceden impunemente una y otra vez en el tiempo.

La vergonzosa esquizofrenia del sistema, que proclama de una parte la lucha sin cuartel asumida por las mayorías contra males de enorme calado y los tolera seguidamente sin solución de continuidad, es fruto de la compartimentalizacion antes citada, que ha invadido desde la esfera individual el plano público y universal.

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