Adiós al ruiseñor de Ascain

El 'ruiseñor de Ascain', como le bautizó el amigo Jon Trueba, falleció ayer a los 66 años. Una edad temprana en la que aún se rumia el futuro.

Cuando eras niño ibas al trinquete de tu pueblo de la mano de tu padre Joset. Él te inculcó todos los secretos de este laberíntico frontón. Fuiste el número uno. El mejor. Sin embargo, en tu espíritu aventuro y soñador tenías un objetivo, debutar en el campo profesional en la modalidad de mano. Alberto Vidarte, el gran jeque de Empresas Unidas, te dio la oportunidad.

Diste el salto un 25 de junio de 1981 en Haro. Los pelotazales riojanos, que habían escuchado de tus andanzas en Iparralde, no faltaron a la cita. Yo estuve allí. Vi el partido junto al cronista de 'La Rioja', Eduardo Gómez, recientemente fallecido. Ambos llegamos a una conclusión: «Tiene unas buenas duelas para formar una gran barrica». Recorrimos el largo sendero de la pelota juntos. En estos momentos no me canso de rememorar aquellas tardes inolvidables de los domingos del Astelena. Eras el ídolo de La Catedral. Tus ganchos, eléctricos, crearon escuela.

Hablé con Julián Retegui, contra el que jugaste en cientos de ocasiones. «No es por ser hoy el día de los halagos, pero Panpi fue irrepetible y su juego me hacía descarrilar». El campeón de Erasun confesó estar «triste, dolido y muy sentido ante la pérdida de un compañero y un amigo».

Laduche era un hombre polifacético. Su gran pasión era el canto. Tenía una voz melodiosa y sedosa. Su pasatiempo era la caza. El golf y el rugby, sus deportes preferidos. La última vez que te vi fue recientemente en el Ogueta. No podías faltar a la despedida de Olaizola II y a la eliminatoria del Cuatro y Medio entre Altuna III y Ezkurdia. Estabas con muchos kilos de menos, lo que me hizo pensar que tu cuerpo estaba debilitado. Al preguntarte por tu estado de salud, tu contestación resultó significativa: «Soportando los avatares de la vida». Panpi, espérame cantando en el inmenso frontón del más allá.

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