Caos en Augusta por la caída de tres árboles al campo en pleno torneo
No hubo que lamentar heridos en una jornada suspendida por el riesgo de tormentas en la que Rahm transitaba a tres golpes del líder Koepka. El torneo se reanuda este sábado a las 14.00 horas
La caída de tres grandes árboles arrancados de cuajo por el fuerte viento provocado por una tormenta eléctrica en plena celebración del torneo sembraron el ... caos en Augusta, donde se vivieron momentos angustiosos ante la posibilidad de que algunos aficionados pudieran estar sepultados bajo los troncos y las ramas. Por fortuna, no hubo que lamentar heridos.
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Sucedió en torno a las cuatro y veinte de la tarde, seis horas más en España, cuando el vendaval arreció en una zona de paso situada entre el green del hoyo 16, donde en ese momento transitaba Sergio García, y la calle del 17. Generalmente suele haber en ese lugar un buen número de seguidores sentados en las sillas oficiales de este 'Major', pero las sirenas habían sonado para detener el juego por el riesgo de rayos y la inmensa mayoría del público ya había abandonado el recinto.
Las imágenes que circularon por las redes sociales minutos después del incidente causaban escalofríos porque en ellas se ve a numerosas personas corriendo atemorizadas y también en el suelo, cerca de los árboles. La organización no ofrecía muchos detalles sobre lo sucedido, pero las fuentes consultadas por este periódico en la casa club descartaban la existencia de heridos y el hecho de que se pretendiera reanudar el torneo después del parón apuntaba en esa dirección. A media tarde ya se confirmó desde el Masters que no había víctimas.
Al final se optó por suspender toda la jornada de tarde e iniciarla este sábado a las dos de la tarde (hora en España) porque la intermitencia de parones y vueltas iba a ser constante y se consideró que perjudicaba a los jugadores. No había sido la primera vez que la competición se había detenido después de que el servicio meteorológico de este templo del golf lo aconsejara por el paso de tormentas con carga eléctrica. La primera sirena se escuchó en torno a las tres y diez de la tarde, pero solo veinte minutos después los profesionales y sus caddies ya habían regresado al campo. Únicamente estuvieron en él una hora.
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Jon Rahm había escrito al término de su espectacular jornada del jueves el guion que debe cumplirse en el exigente recorrido del Augusta National para sostenerse en los puestos cabeceros y mantener el sueño vivo hasta la vuelta decisiva del primer Grande de la temporada. Lo fundamental, dijo, es superar sin contratiempos los siete primeros hoyos, un terreno minado tanto en las calles como en los greenes y, a partir de ahí, empezar a poner los cimientos de un recorrido solvente que abone la opción de una tarjeta lustrosa.
El vizcaíno, que salía con el más que prometedor menos siete de la víspera –idéntico resultado que Brooks Koepka y Viktor Hovland– fue fiel a este catecismo y llegó sin fallos hasta la bandera número 8 después de superar diversos contratiempos con recuperaciones mágicas y una fortaleza mental envidiable. El escenario, sin embargo, no era el idóneo para el tercer mejor jugador del mundo. Koepka, uno de sus principales rivales en este 'Major', había firmado un menos cinco en unas condiciones inmejorables para ganarle golpes al campo y había sellado un sobresaliente menos doce en la casa club.
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Rahm encadenó dos birdies en los hoyos 8 y 9, este último con mucha fortuna porque envió la bola desde el tee a un bosque por la derecha y acabó en el centro de la calle después de golpear en un árbol. La sirena de suspensión definitiva le cogió en el 10. Su transitorio menos dos a esas alturas del recorrido le habían colocado con un menos nueve en el cómputo global, a tres golpes de Koepka. Por detrás viajaba Hovland, que sufría de lo lindo para no perder el tren de la cabeza. Sorprendente y meritoria la actuación del amateur Bennett con menos ocho.
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