La crisis deportiva condiciona la llegada de posibles inversores

Tal y como explicó este periódico a finales del pasado año con la celebración de la última asamblea de socios, el futuro del Barakaldo pasa por convertirse en Sociedad Anónima Deportiva según los actuales mandatarios. Para ello, un grupo de inversores tendría que desembolsar una importante cantidad para conformar un capital social de alrededor de dos millones de euros, además de convivir con la dura multa que se debe abonar en un plazo máximo de diez años, pero al menos cuatro o cinco inversores han mostrado en los últimos meses su interés por dar ese paso e invertir en el club.

Pero la condición para darlo es que el Barakaldo esté en una situación deportiva que le permita competir a nivel profesional para que la apuesta económica sea rentable. Y eso es algo que a día de hoy está muy lejos de producirse. El ambicioso esfuerzo de pretemporada de reforzar al equipo gualdinegro para pelear por las tres primeras plazas de su subgrupo no ha tenido el efecto deseado. Y el malísimo arranque de competición del Barakaldo le ha condenado a pelear por la permanencia en futuras categorías muy alejadas de los planteamientos de los posibles inversores.

La 2ª RFEF contará con cinco grupos, mientras que la 3ª tendrá los 18 actuales que corresponden a Tercera. Así que de caer a esta división, el Barakaldo quedaría a dos categorías del fútbol profesional y a tres de la Segunda División. Una distancia demoledora, letal para buscar compradores en una entidad con tales problemas ecómicos.