Empate que sabe a poco al Barakaldo

El Barakaldo parece tener un idilio con el empate últimamente. El conjunto dirigido por Hernán Pérez cosecha tres tablas consecutivas tras empatar frente al Calahorra en Lasesarre (1-1). El resultado ante los riojanos les supo a poco después de que jugaran con un hombre más durante casi una hora de juego. Sin embargo, el cuadro fabril no supo aprovecharse de esta circunstancia y realizó una segunda mitad aborrecedora, sin protagonizar acciones destacables que pudieran inclinar la balanza hacia su lado. La escuadra rojilla se conformó con el punto obtenido y lo defendió con uñas y dientes armando una muralla defensiva infranqueable.

El encuentro comenzó con las revoluciones muy altas. El choque fue frenético durante los primeros compases, con dominio alterno para ambas escuadras, que buscaban un tanto tempranero que les diese tranquilidad para afrontar el resto del envite. Los rojillos parecían conllevar más peligro que los locales en sus acciones en ataque e incidían constantemente por la banda izquierda por medio de la velocidad de Rodrigo Sanz, que fue un absoluto quebradero de cabeza para la zaga fabril.

El Calahorra se fue creciendo con el paso de los minutos. Cada vez eran más incisivos y llegaban con más facilidad al área del Barakaldo. Su electricidad por bandas hacía mucho daño a los pupilos de Hernán Pérez y fue José Ramón quien aprovechó un balón largo para dejar atrás a la defensa y definir con maestría desde el costado derecho para estrenar el marcador a los 19 minutos. El extremo de Ciudad Real militó hace tres campañas en el conjunto de la Margen Izquierda y pidió perdón a la afición de Lasesarre tras anotar la diana. Lejos de caer en un exceso de confianza, los riojanos siguieron buscando a sus jugadores de banda para ahondar en la herida de los fabriles. Tan solo tres minutos después de que abrieran la lata, Rodrigo Sanz realizó un gran eslalon en el área y puso en aprietos a Cacharrón con un disparo que terminó por despejar el meta gallego.

El cuadro visitante atrasó las líneas pasada la media hora y el Barakaldo comenzó a llevar la batuta, aproximándose al área contraria en constantes ocasiones. En una de las muchas acometidas que se produjeron en el último cuarto de hora de la primera mitad, Cristian Fernández cometió un penalti al tocar el balón en la mano y para más inri, Iribarren fue expulsado acto seguido por unas fuertes protestas al colegiado en esa misma acción. La pena máxima la convirtió todo un especialista como Diego Cervero, que engañó a Roberto Gutiérrez al disparar a la derecha de la portería, muy cerca del palo. De este modo, el punta ovetense acumula 79 penaltis consecutivos sin fallar. Un hito al alcance de pocos.

Todo se puso muy de cara para el Barakaldo en el segundo tiempo al estar en superioridad y con la moral por las nubes al lograr el empate poco antes del descanso. No obstante, el Calahorra se dedicó a intentar amarrar el punto y se encerró completamente atrás. El conjunto de la Margen Izquierda no lograba sorprender a los rojillos y le costaba mucho atravesar la muralla defensiva que armó Diego Martínez. Toda la intensidad de la primera parte se desvaneció tras el paso por vestuarios y prácticamente no hubo ninguna opción para cambiar el resultado. Un segundo tiempo para olvidar de los gualdinegros, que fueron despedidos con algunos silbidos desde la grada de Lasesarre.