Los socios decidirán en la próxima asamblea del Barakaldo los pasos a seguir por las irregularidades

Los socios del Barakaldo ya conocen de primera mano la situación en la que se encuentra el club, tras un concurso de acreedores de más de un año provocado por la deuda de 1,2 millones euros a la Seguridad Social. Los miembros de la junta gestora desgranaron este miércoles por la tarde todos los detalles sobre el tema en la asamblea informativa celebrada en una de las gradas de Lasesarre.

Y como era de esperar, algunos de los presentes no tardaron en preguntar a los actuales gestores si tienen previsto pedir responsabilidades por las graves irregularidades contables que han llevado a la entidad al borde de la desaparición. La decisión al respecto la adoptarán los propios socios, pero en la próxima asamblea ordinaria, ya que la cita de este miércoles era de carácter meramente informativo y, por tanto, no se podía realizar ninguna propuesta de votación.

La abogada que lleva el caso fue la primera en tomar la palabra. Repasó los pasos dados durante todo el proceso concursal y también concretó cómo es el plan de viabilidad elaborado por la entidad fabril. «La negociación ha sido muy dura, la Seguridad Social ha sido absolutamente inflexible con nosotros, nada dados a negociar», resaltó. El Barakaldo buscó una rebaja de la deuda y logró reducirla en 200.000 euros. «No es poco, pero no es lo que queríamos», incidió.

Dicho plan se basa en saldar la deuda en un periodo de nueve años. En este primer ejercicio la entidad fabril abonará 23.730 euros y 43.000 la campaña siguiente, cantidad que irá aumentando cada temporada hasta completar un total de 1.232.000 euros.

Posteriormente, el presidente de la gestora, Jesús María Isusi, se dirigió a los socios para tratar sobre el presente y el futuro del club. «Hemos salvado tres match-ball y vamos a por el cuarto», destacó al principio de su intervención. El mandatario se refirió así a la conversión del club en sociedad anónima deportiva, la cual, «seguimos pensando que es la única solución», reiteró. Esta transformación está vinculada con la llegada de un grupo de inversores para conformar un capital social de dos millones de euros, el mínimo posible en una empresa con más de un millón de de déficit.

En el turno de ruegos y preguntas, los asistentes mostraron cierta preocupación ante la posibilidad de que el club no pueda hacer frente a todos sus compromisos al final de esta temporada, claramente condicionada por la pandemia. La abogada y el propio presidente manifestaron que una de las posibles soluciones a en ese caso son los denominados préstamos participativos. Se trata de adelantar una cantidad de dinero, que, en un futuro, se convertirían en acciones cuando el club se transforme en sociedad anónima deportiva.

Por lo que respecta a la posible petición de responsabilidades por las irregularidades cometidas en mandatos anteriores, hubo división de opiniones, aunque la mayoría de los presentes era partidario de hacerlo. «La política de los trapos sucios no me gusta, si es así vamos a retroceder», apuntó uno de los socios a lo que, desde el otro lado de la grada, respondieron con «los trapos sucios hay que sacarlos y lavarlos». Uno de los abonados incluso planteó que «a la gente que ha cometido esas negligencias se les considere personas non-gratas en el club».

En vista del debate generado durante los últimos días y que tuvo su continuidad en la sesión de este miércoles, desde la gestora concluyeron que «en la siguiente asamblea se pondrá sobre la mesa la petición de responsabilidades por estas irresponsabilidades».