Raíllo tendido en el suelo, durante el gol que marca Ferrán Torres, en el partido de la primera jornada de La Liga que RCD Mallorca y FC Barcelona han disputado en Son Moix. Cati Cladera
Análisis

Vuelven las polémicas arbitrales. ¿Por qué nos gustan tanto?

Alberto del Campo Tejedor

Catedrático de Antropología Social en la Universidad Pablo de Olavide

Miércoles, 20 de agosto 2025, 00:21

Ha vuelto la Liga. Y, a tenor de los debates suscitados entre los aficionados tras los primeros partidos, pareciera que más que los goles echábamos ... de menos en verano las polémicas arbitrales. Que Lamine Yamal comience el campeonato con una nueva exhibición en el uno contra uno resulta menos jugoso que la decisión arbitral que permitió el gol de Ferrán Torres, cuando el mallorquinista Raíllo se encontraba K.O. en el suelo, tras recibir un balonazo en la cabeza. Como siempre, las controversias más frecuentes son las que giran en torno a los penaltis. ¿Mereció la pena máxima la caída de Nico Williams tras el pisotón del sevillista Juanlu? ¿Por qué nos gustan tanto las polémicas arbitrales?

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Una de las razones estriba en que a los futboleros no solo nos pirra ver fútbol, sino hablar de fútbol. Ciertas decisiones arbitrales permiten el debate, casi siempre sesgado en función de las filias y fobias de cada cual. Si subjetivos son los posicionamientos de los aficionados, no menos lo son los de los medios de comunicación, en función, también, de su línea editorial y sus lectores. Mientras la prensa catalana tildó el gol culé de «surrealista», algún diario de Madrid, no precisamente simpatizante con lo que viene de Cataluña, habló de «gran escándalo».

A los propios aficionados les sirven las supuestas injusticias arbitrales para excusar las derrotas. El Athletic fue superior al Sevilla, pero, como ganó por la mínima, el penalti pitado a Nico se vuelve determinante. La prensa sevillana puso énfasis en que dos atacantes sevillistas -Akor Adams e Idumbo- también reclamaron penalti en sendas caídas en el área local. Si, como dice el refrán, «cada uno cuenta la feria según le va en ella», también se podría afirmar que cada cual se posiciona en función de sus intereses. Las polémicas arbitrales abonan el bufandismo y nos permiten apoyar a nuestro equipo de manera soterrada, bajo el pretexto de que la opinión más favorable a nuestros colores es plausible.

Evidentemente, las decisiones arbitrales más comentadas son aquellas en que está involucrado alguno de los clubes grandes. Es lógico: si estos tienen más seguidores también acumulan más detractores. La discutible decisión arbitral que permitió el gol de Ferrán es una magnífica oportunidad para volver a sacar a colación el favoritismo arbitral hacia los clubs más poderosos, Barça y Real Madrid. El árbitro se convierte entonces en diana de la ira de unos aficionados que consideran que los poderes fácticos del balompié favorecen a los de siempre.

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Curioso oficio el de los colegiados de los que solo se habla cuando se equivocan o toman decisiones controvertibles, pero no cuando lo bordan. Los judíos crearon el 'chivo expiatorio', un macho cabrío al que se le cargaba simbólicamente con todas las culpas y se le enviaba al desierto. Si alguna decisión arbitral es considerada un piciazo, el Comité Técnico de Árbitros mandará al colegiado a la nevera, expiando así la culpa del órgano arbitral. Claro que también esas decisiones son susceptibles de discusión: los aficionados consideran que el árbitro pasará más tiempo en la nevera si perjudicó a uno de los clubs más ricos.

Y así, una vez finalizados los partidos, la prensa y las hinchadas tienen asuntos con los que prolongar la demanda de noticias futboleras. ¿Qué hacer, si no, entre semana, cuando no hay partidos? La psicología ha demostrado, además, que el humano tiene predilección por hablar de temas negativos. La mente humana necesita tratar los asuntos que se perciben como amenazantes. Las supuestas injusticias nos inquietan: la próxima víctima podría ser nuestro equipo.

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Además, el perjuicio flagrante a un equipo -especialmente si es el débil- activa nuestros resortes de emotividad y solidaridad con el perdedor. Las propias redes sociales y sus algoritmos potencian los contenidos más llamativos. La polémica arbitral se convierte en viral y así un lance de juego de un segundo acapara más atención que lo que ocurrió durante el resto del partido. La discutida decisión arbitral contribuye a los que sufren de 'doomscrolling', una adicción por el consumo de noticias negativas en redes. Vuelve el fútbol, vuelven las polémicas arbitrales y nuestra necesidad de ellas. Nada nuevo bajo el sol.

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