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La mejor Itzulia engrandece aún más a Roglic

En una etapa soberbia camino de Arrate, el esloveno gana a ronda en un duelo de gigantes con Pogacar, su verdugo en el Tour

Sábado, 10 de abril 2021, 14:53

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La etapa final, con siete puertos y mil curvas en apenas 111 kilómetros estaba diseñada como un laberinto. Y como todo buen laberinto, la salida está en el punto de partida. Primoz Roglic ganó el pasado lunes la contrarreloj inicial en Bilbao y, tras seis espectaculares días dignos del Tour, se quedó este sábado con su segunda Itzulia.

Roglic, buen gestor del tiempo que obtiene contra el cronómetro, suele vencer las carreras a los puntos. Esta vez lo hizo por K.O. Tumbó al dúo del UAE, McNulty y Pogacar, con la ayuda de su equipo, el agresivo Jumbo, y del Astana, que con la pericia de Alex Aranburu cortó a McNulty y Pogacar en el descenso sin frenos de Gorla.

El último capítulo de la Itzulia fue una locura. En la salida de Ondarroa los ciclistas ya chorreaban sudor. Venían de los rodillos. Con los músculos y los nervios de punta. Sabían que la etapa iba a ser una picadora de carne. Lo fue. Culpa, sobre todo, de Roglic. Mandó acelerar a sus gregarios. A sus órdenes, Tolhoek reventó la subida a Arribinieta, estrecha, entre casríos y ovejas. Preciosa.

Ya nadie pisaba tierra firme. El UAE trataba de mantener la formación, escoltando a McNulty, el líder que defendía 23 segundos sobre Roglic. En la subida a Gorla, al maillot amarillo lo protegieron Hirschi, Majka y Ulissi, tres estrellas convertidas en porteadores. Así de grande se ponía el día. El UAE mantuvo a duras penas el control en el ascenso pero lo perdió cuesta abajo.

Saltó la alarma en el UAE. La etapa no tenía un kilómetro barato. Ya no existía el pelotón. Todo eran racimos desperdigados de dorsales. Mientras el grupo de Roglic aceleraba, McNulty se quedó sin más asidero que Pogacar y Hirschi. El sufrimiento les encogía el cuerpo camino de Krabelin, la cara más dura de Arrate.

Pogacar se giró. Vio deambular al líder. Adiós. Su compañero estaba vacío. Perdido. Así que el ganador del Tour tiró a por el grupo de Roglic, Gaudu, Carthy, Valverde y Landa. Los veía, pero no los alcanzó. Roglic no lo permitió. El esloveno se puso a hurgar en la herida de Pogacar. Aceleró. Tanto que ni Valverde ni Landa tuvieron resuello para seguirle. Sólo lo lograron Carthy y Gaudu. Roglic desatado. Su versión animal. Y aún quedaban las cimas de Trabakua y Arrate, la meta. Ciclismo a pulso. Todos estaban calcinados. Matar o morir. La Itzulia disfrutaba con lo mejor de este deporte.

Un festín así merecía un postre de lujo. La subida final a Arrate. Roglic, Gaudu y Carthy abrieron esa puerta con 40 segundos de ventaja sobre el grupo de Pogacar, Valverde, Vingegaard, Landa, Chaves, Yates, Izagirre y Pello Bilbao, que en ese momento era el tercero de la general tras Roglic y Vingegaard. Aún podía suceder de todo. Cada rampa era una puerta giratoria en la que algún favorito podía perder el camino al Santuario. Dos corredores le pusieron todavía más música a la etapa. Por delante, el joven Gaudu, vencedor del Tour de Porvenir y de dos grandes etapas en la Vuelta a España 2020, saltó a ganar en Arrate. Roglic se subió a su estela. Por detrás, el viejo Valverde, que no se cansa, descartó a Izagirre, Landa y Bilbao -ahí se le fue el podio-, y se quedó con Pogacar, Vingegaard y Adam Yates.

Pero la carrera ya tenía ganadores. Gaudu y Roglic.

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