Arrancan las noticias sobre la selección con unas medidas declaraciones de Sergio Scariolo sobre la configuración del equipo que nos representará en el Eurobasket. Como ... siempre, el técnico italiano muestra un discurso calculado y de doble lectura. En la larga lista de 22 jugadores llaman la atención ciertas presencias y algunas ausencias criticables. Entre los elegidos se encuentra Alderete, jugador madrileño de familia siempre vinculada al baloncesto. No dudo de su talento, pero su trayectoria es curiosa. Pertenece al Estudiantes que renuncia a su concurso en el fallido deseo de volver a la ACB y se marcha cedido a Menorca, equipo que milita en la tercera competición nacional. No sé. Me resulta como mínimo curioso. Abalde y Garuba, según dice el seleccionador, están lesionados, a lo que añade que «esperemos que sus clubes den el permiso para que puedan presenciar los entrenos». También suena raro. De inmediato, Scariolo declara que le hubiera gustado disponer de otros ocho jugadores -Abrines, Aldama, Claver, Dani Díez, Martínez, Oriola, Ricky y Vives-. La renuncia se ampara en diferentes circunstancias siempre de difícil justificación. El seleccionador destaca los valores del conjunto. Para mí se ve reflejada en la actitud de los veteranos Llull y Rudy. Quizás ellos sean lo único que queda del poderío de la última generación y que no quiero dejar de agradecer, aunque su rendimiento no pueda ser como el que les ha convertido en ejemplo en nuestro deporte. Mayor valor el de Rudy posicionándose abruptamente en contra de la presencia de Brown en el combinado.
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Por último, Sergio hace un enardecido elogio de los jóvenes españoles y sus virtudes. Aquí me sorprende ver cómo mantiene siempre ese estado de preocupación sin aportar alguna idea que permitiera revertir la situación. Pensemos. Si queda demostrado que todas las grandes promesas proceden de las canteras de los equipos de la ACB, podría ser una solución alargan la edad de corte como 'jugador joven', de los 18 años a los 22. Los clubes los tutelarían sin la necesidad de cederlos a las competiciones federativas, que por sus legítimos intereses solo confían en veteranos. Un dato. Los equipos ascendidos a la ACB, y contando los ocho baloncestistas que más minutos han tenido, tienen una media de edad de 27,8 años el Granada 27,8 y de 30,5 el Girona. ¿Cómo puede competir un joven frente a la experiencia y talento de jugadores como Gasol, Urtasun, Costa o Franch. Los más perjudicados son los propios clubes de la ACB. No alcanzo a entender su pasividad tras el esfuerzo que les supone formar a los más jóvenes.
Sobre los laureados sub-20 sostiene que aprecia en ellos mucho talento colectivo, entrenadores muy superiores en estrategia, asignatura en la que el técnico nacional es superior en el panorama internacional y poco físico. Nuestra raza se distingue por el talento. Ocurre que para jugar hoy en la alta competición se necesita una brutalidad física de la que se carece genéticamente. Los más destacados: Millán, de la cantera valenciana, lo hace todo bien sin ser un fuera de serie. Llega a ser en nuestro baloncesto el heredero del querido Rafa Martínez, recientemente retirado. Tenemos un jugador de la otra raza nacido en nuestro país que llegará muy lejos, Caicedo, del Barcelona. Lo hace todo y su cuerpo está dispuesto. Por último, Juan Núñez, de 2004, es un fuera de serie, heredero directo de Ricky Rubio. Como todo jugador genial, solo se emplea al 20% en los partidos; en el resto se aburre. Tiene como norma ser el mejor de cualquier campeonato después de ganar la final. Le va costar más de lo deseado llenar titulares al pertenecer a un equipo de las necesidades del Madrid. Si hubiera tenido la suerte de ser del Joventut y caer en las manos de Aíto, como le ocurrió a Ricky, la próxima temporada sería el revulsivo que tanto necesita la ACB.
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