No pretendo estropearle la serie a nadie y no hablaré directamente del desenlace de 'Mare of Easttown', pero entiendo que, si no la has visto, ... quizás prefieras no leer esto. Y esto empieza con una escena que sucede en uno de los primeros capítulos. Les cuento: una chica aparece muerta en el pueblo de Easttown. El crimen puede estar relacionado con la desaparición de otra joven, hace un año. Mare (Kate Winslet), agente de policía, investiga a una sospechosa que pegó e increpó a la fallecida la noche en que la asesinaron. Cuando Mare vuelve a casa y se sienta en el sofá, agotada, el padre de la sospechosa lanza un enorme bote de leche que rompe los cristales del salón. El estruendo despierta al resto de la familia y corre a ver qué ha pasado. Mare, casi sin inmutarse, les dice: «Sólo es un padre enfadado».
Publicidad
En esa frase, creo, está la esencia de 'Mare of Easttown'. Una serie sobre la maldición más hermosa del mundo: ser padre. Un relato que escarba en un miedo sincero, puro e inagotable: que le pase algo a tu hijo. Algo malo, muy malo. El dolor de ver a tu hijo perderse, fracasar, envilecerse, convertirse en adicto... El miedo a ver a tu hijo morir. Sí, la historia de HBO tiene todos los elementos del thriller: un caso abierto, muchos sospechosos, giros inesperados y un final brutal. Pero el camino, el proceso que recorre Mare, es el de una madre. Y por eso es tan buena la serie.
'Mare of Easttown' engancha con facilidad. Un éxito del que Winslet es gran culpable. Una heroína inesperada que es hija, madre y abuela. Una mujer noqueada, incapaz de mentir y capaz de cuidar de todos. Una belleza natural que tiene ojeras si duerme mal, que bebe tercios de cerveza, que se abriga con franela y que cuando sale a bailar sigue siendo la reina del Titanic.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión