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'El otro árbol de Guernica'. Castresana (brazos cruzados) con jugadores del Athletic ante el Ayuntamiento de Bilbao en 1969 tras el estreno de la película, que fue un acontecimiento. Periódico Bilbao
Lecturas

Todo un campo para leer

El primer estudio académico sobre literatura vasca y fútbol revela su fuerza evocadora y el protagonismo de la afición

Viernes, 13 de octubre 2023

Si Souto Menaya hubiera tenido alguna afición a viajar, la temporada 1942-43 se la habría quitado. De los veintiséis partidos de Liga, la mitad se ventiló fuera de San Mamés. Conoció España. De Valencia trajo a la novia una falla diminuta, de Sevilla un abanico, de Galicia un Santiago, de Barcelona un ninot, de Madrid un mantón (...). No recordaba haber sido nunca tan feliz. Echó la vista atrás buscando una época a su altura y se vio de niño gritando ¡Athletic, Athletic!». Al inicio de 'Aquella edad inolvidable', que ganó el Premio Euskadi de Literatura en castellano en 2012, Ramiro Pinilla advierte que, aunque el protagonista es un personaje de ficción, «este relato parte de una inmarchitable realidad». En la novela está el ritual iniciático del niño que descubre La Catedral, el jugador con el triunfo en las botas que cae derrotado por una lesión, la sombra del gol dudoso que le persigue. Y en el centro del campo, una defensa férrea de la dignidad.

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Pinilla describe la relación entre el equipo y la sociedad, la singularidad del Athletic frente al negocio. «Los de antes se pagaban las botas porque era otro tiempo (...). ¡Pero no estamos en el Athletic porque nos paguen! ¿Por qué me viene ahora el recuerdo de aquel mocoso que iba al fútbol de la mano de su padre?». Jon Kortazar, catedrático de Literatura Vasca en la UPV, cree que el autor «juega mucho con sus recuerdos y con elementos fundamentales del fútbol, que aquí es un tema central en la configuración de la personalidad». El protagonista es a su juicio «una contrafigura de Javier Clemente» y tras la lesión se gana la vida como ensobrador de cromos, un oficio que ejerció el propio Pinilla. Kortazar presentó un trabajo sobre esta novela en un seminario sobre Deporte y Literatura organizado en 2018 en la Universidad St. Gallen de Suiza. En aquel encuentro está el germen del primer estudio académico sobre literatura vasca y fútbol.

'El anteúltimo diluvio'. Jesús Mari Lazkano describe así esta obra de 1997. «Un vasto océanolo sumerge todo (...) pero no todo está perdido, nos queda la actitud, nuestro estilo, aquelloque nos define y nos da confianza. El arco de San Mamés emerge como último asidero». Colección Athletic Club

El grupo de investigación Laida de la UPV ha publicado dos volúmenes en euskera y acaba de presentar 'Libros en el terreno de juego', más que una traducción una versión con materiales nuevos. Kortazar y su compañera de departamento Mari Mar Boillos han encontrado «mucho más» de lo que buscaban cuando empezaron a examinar distintos géneros literarios. «Nos ha sorprendido el protagonismo que tiene en la literatura infantil y juvenil», dicen. Los jóvenes se identifican con deportistas que viven historias de enfermedad, inmigración, amistad o violencia. Chicos y chicas como las protagonistas de 'Las tres sopranos' de Xabier Mendiguren, un capítulo que sin duda crecerá

Celaya replica a Alberti

Siempre que el balón salta al terreno literario hay dos alineaciones. A Gabriel Aresti «no le gustaba nada el fútbol, le parecía el opio del pueblo», un rechazo compartido con Borges, Virginia Woolf y Vargas Llosa entre otros autores. En cambio, «Lauaxeta hacía crónicas de fútbol» y Gabriel Celaya dio la réplica a la famosa 'Oda a Platko' de Alberti, dedicada al portero del Barça en la accidentada final de Copa con la Real Sociedad de 1928. «Que si nos ganó no fue gracias a Platko/sino por diez penaltis claros que nos robaron», le contestó el poeta guipuzcoano.

«Gabriel Aresti creía que el fútbol era el opio del pueblo. Lauaxeta, en cambio, hacía crónicas de partidos»

En la literatura contemporánea, «se estaban haciendo muchas cosas entre las que no había un diálogo», explica Boillos. «Ese es el objetivo de esta obra, generar una red entre todo lo que se está construyendo en el mundo de la literatura vasca y el fútbol». En diferentes géneros y estilos, «hay una conciencia de dejarle espacio en los libros», a menudo como evocador telón de fondo. Bernardo Atxaga sitúa la tensa trama de 'El hombre solo' en el Mundial de 1982, con la selección polaca alojada en el hotel que regentan antiguos miembros de ETA.

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Harkaitz Cano ('Twist') y Kirmen Uribe ('La hora de despertarnos juntos') apelan al fútbol como elemento de identificación colectiva. La literatura vasca pone el foco en la afición tanto o más que en los jugadores. En 'La hincha que nunca estuvo allí', de Aixa de la Cruz, las hijas de un forofo de la Real gravemente enfermo trazan un plan para que la aficionada 'talismán' del Athletic no pueda asistir al derbi, una narración paródica y llena de humor.

Los editores han encontrado más de lo que buscaban. «Se hacen muchas cosas entre las que no hay un diálogo»

Libros en el terreno de juego

  • Editores: Mari Mar Boillos, Jon Kortazar.

  • Autores: Yvette Sánchez, Jon Kortazar, Aiora Sampedro Alegria, Miren Gabantxo-Uriagereka, Paloma Rodríguez-Miñambres, Xabier Etxaniz-Erle, Karla Fernández de Gamboa Vázquez, David García Cames, Karlos del Olmo, José Antonio Morlesín Mellado, Jon Martin-Etxebeste, Ana Merino, Miren Maite Billelabeitia, Mari Mar Boillos. Servicio editorial de la UPV

  • 256 páginas 20 euros.

El relato es el formato que mejor se acomoda a esta temática. Se puede construir toda una historia en torno a un instante decisivo ('Minuto 88. Penalty', de Roberto Moso, y 'Belgrado 1976', de Juan Carlos Márquez). También es un terreno fértil para la novela y el ensayo, como los dedicados al mito de Iribar. Incluso viste la camiseta del teatro. Lander Otaola no solo aborda en 'Yo soy Pichichi' la vida del primer futbolista profesional en España, sino el contexto sociopolítico y una historia universal sobre el éxito y fracaso.

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Si algo distingue a la literatura vasca sobre este tema es la relevancia que da a la identidad. Especialmente en referencia al Athletic, que como dice Galder Reguera, autor de 'Hijos del fútbol', «es un club muy filosófico. Siempre estamos preguntándonos quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos». La tradición y la lealtad al equipo son elementos de identificación colectiva que a veces entran de lleno en el juego político. «El Athletic y el nacionalismo vasco son la misma cosa. ¡Nunca jugarán maketos!», clama el presidente del club en 'Aquella edad inolvidable', donde Pinilla retrata como es su costumbre una sociedad compleja y plural.

«El Athletic y el nacionalismo vasco son la misma cosa. ¡Nunca jugarán maketos!», dice un personaje de Pinilla

Es significativo el caso de 'El otro árbol de Guernica', la novela con la que Luis de Castresana ganó el Premio Nacional de Literatura en 1967, llevada al cine por Pedro Lazaga. Al narrar las vivencias de los 'niños de la guerra' -él fue uno de ellos- el escritor vasco quiso evitar «un libro parido con resentimiento». En el internado Fleury, la camiseta del Athletic identifica a los niños de toda España cuando juegan contra los belgas. Se usa, al igual que algunas melodías populares vascas, «como elementos simbólicos de un nuevo casticismo vascoespañol» en los últimos años del franquismo, sostiene Miren Gabantxo-Uriagereka. El club apoyó el estreno de la película en Bilbao, en el cine Trueba, el 21 de noviembre de 1969. Futbolistas rojiblancos subieron al escenario e incluso nombraron a Castresana 'el jugador número 12'.

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