Pabellón 6 sigue el rastro de la homofobia a través del tiempo
La Compañía Joven une en 'Rey desnudo y chico muerto', de Iñigo Cobo, personajes ficticios y reales en distintos momentos históricos
El equipo artístico de 'Rey desnudo y chico muerto', la obra que ha estrenado esta semana la Compañía Joven de Pabellón 6, invitó a Ekain, ... el joven que sufrió una brutal paliza en un parque de Basauri mientras le llamaban «maricón de mierda», para oírle contar su experiencia. También se han reunido con la asociación T4 de lucha contra el sida. El autor y director, Iñigo Cobo, tiene claro que esta es «una historia ficticia en un mundo real». Trata de la homofobia «y del odio en general, porque el rechazo es un idioma universal». También «de la gente que ante eso no hace nada», y sigue el rastro de estas conductas a través del tiempo.
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La trama comienza en el parque de Doña Casilda una madrugada de junio de 2016. No es una fecha elegida al azar porque esa misma noche, en Orlando, un hombre mató a 49 personas e hirió a 53 en la discoteca gay Pulse. A partir de ahí, el teatro hace su magia para viajar por el tiempo. Cada personaje ficticio tiene un 'alter ego' en el mundo real y en otro momento histórico. El joven que sufre una agresión en Bilbao es también el emperador romano Heliogábalo, «un personaje que ha sido deformado y al que quisieron eliminar de los libros de Historia». Y el agresor lleva el mismo nombre de su tío, que murió de sida en los 80.
El crimen de Samuel y otros ataques del pasado verano fueron «el catalizador» de esta obra. «Empecé a unir semillas que tenía en la cabeza para crear un mosaico de personas y de historias», explica el autor. También tenía muy presente el 40 aniversario de los primeros casos de sida, «que coincide con la pandemia». Iñigo Cobo viene del mundo del cine -es autor de cortos y documentales y uno de los fundadores del certamen Santurzine, que dirige- y quizá por eso aprovecha al máximo «la libertad que ofrece el teatro. Puedes dilatar el tiempo con la complicidad del espectador, jugar con un minuto y expandirlo en distintas épocas».
Además del talento de los actores -Sara Barroeta, Arnatz Puertas, Jon Casamayor, Itxaso Gil y Josh Ortiz de Zárate- utiliza recursos como las coronas, «un símbolo sencillo, limpio. Hay muchos tipos y cada uno tiene la suya: la de flores, la visera...» y la de Basquiat, el elemento más reconocible. En torno a un andamio que se va desmontando, «con mucho movimiento y simetría», muestran lo que supone «amar de forma no convencional», incluyendo aspectos como «el odio a uno mismo por no aceptarlo y la rivalidad entre gais y lesbianas». Uno de los personajes «es una lesbiana que, ante una agresión homófoba, no hace nada por no delatarse». El estreno de la obra forma parte del festival Zinegoak, pero seguirá en cartel todos los fines de semana de marzo y se ofrecerán sesiones matinales a centros educativos.
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