Walter Trout, flamígero, sentido y espectacular
El veterano y resucitado guitarrista yanqui combinó la electricidad y la hondura y mezcló un tercio de rock y dos de blues en la última sesión del año del ciclo Music Legends, que agotó el aforo de la Sala BBK
Entradas agotadas en la venta anticipada para ver este domingo en la Sala BBK al guitarrista de blues-rock Walter Trout (Ocean City, Nueva Jersey, ... 73 años) en el último concierto de este año del ciclo Music Legends. Walter está de gira europea con su 31º y último disco, 'Broken' (24), de 16 fechas en cuatro semanas, con paradas en Bilbao y Barcelona. Sin embrago, aparentemente sólo dos cortes, 'Courage in the dark' y el boogie 'Bleed', sonaron en su eléctrico y efusivo concierto de 12 temas en 119 minutos (dos horas menos un minuto).
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Hubo gancgos de rock, pero lo que mejor funcionó fueron los bluses, por pasión, hondura, longitud de sus largos desarrollos guitarreros, la voz inspirada, el vigor inusual en un setentañero y las ganas renovadas, porque como recordó Walter en la última canción antes del bis, 'Red Sun' (versión de Floyd Lee y con el único momento censurable: los 13 minutos de solos de bajo y batería), «lo cuento en cada concierto: estuve enfermo, del hígado, perdí 65 kilos y tuve daños cerebrales, pero me trasplantaron un hígado hace justo ahora 10 años. Haceros donantes, firmad y salvad la vida de alguien». Hum…, a Raphael también le trasplantaron el hígado y asegura que empezó su vida de cero, con fuerzas renovadas, menos gastado.
Walter Trout actuó hasta en quinteto, pues a veces salía a escena como segundo guitarrista el joven del lote, Brad Smith-Daniels, un tipo bien plantado y con estética a lo Joe Bonamassa. El concierto cursó creciente y arrancó con una explosión, con la versión del 'I can tell' de Bo Diddley, muy cambiada y acelerada en un espectacular viaje entre el blues texano de Albert Collins y el neoyorquino de Popa Chubby. A la segunda incidió en el blues lento escuela John Mayall (después informó de que estuvo casi siete años en su banda) con la citada 'Courage in the dark'. y alternó un par de rocks (uno algo The Kinsey Report, y otro bastante sudista y melódico), pero lo mejor y más hondo eran los bluses, ya se ha dicho.
Es que hubo quintales de blues que erizaban la piel: el dedicado a Mister Mayall, como le llamó él, titulado 'Say goodbye to the blues' (con melodías Gary Moore, pasaje jazzista comparable con Barney Kessel, y gradación postrera vía Bonamassa, sí), una amalgama genuina con punteos flamígeros vía Jimi Hendrix y ritmo texano muy ZZ Top (la de la pieza cuya letra rezaba «tenía montones de mujeres»), el boogie intenso 'Bleed' con solo de órgano muy Deep Purple (Walter nos informó de que también había tocado con John Lee Hooker y Canned Heat), continúo con dos cimas bluseras, una comenzada a dúo con el piano para demostrar su poderío y sentimiento vocal comparable con Luther Allison (el blues que decía algo de «dime, nena, qué fue mal entre nosotros») y otra pletórica de guitarras en colisión rítmica de Muddy Waters con la efusividad de Stevie Ray Vaughan ('We're All in This Together', con duelo postrero entre Trout y el chaval), y el intenso bis lo capitalizó el 'Going down' de Freddie King, que sonó a jam de roqueros que siempre aciertan en la diana.
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