El título del concierto inaugural de Musika-Música se reflejó de un modo alegórico en los marcos colgados en la pared negra dispuesta al fondo ... del escenario del Arriaga. El programa anunciado iba a consistir en una noche de cuadros musicales, tanto vascos como rusos. Los que atañían a Guridi se iniciaron con el susurrante canto de la Sociedad Coral abordando el 'Boga Boga' en pianísimo y con resultado muy efectista que se repetiría como motivo central del 'Eusko Irudiak'. De inspiración abiertamente popular e impregnada del folklore, las conocidas piezas vascas de las que consta, desarrolladas por la Coral bilbaína y la Sinfónica, mostraron su hermosa armonía y su brillante orquestación.
Publicidad
Apretujada al fondo del escenario, la situación de la Coral no fue la mejor y la más cómoda al tener los más de ochenta músicos delante. De ahí que las voces de la agrupación nos llegaran algo atenuadas y sin demasiado vigor viéndose obligadas a superar a la ingente orquesta. En cuanto a los 'cuadros' de Musorgski, nos pasearon con tristeza por la imaginaria exposición pictórica. La trompeta inició la pieza del nacionalista ruso con sonora nitidez, secundado luego por el buen trabajo del oboe, corno inglés y fagot en las llamadas transiciones de cuadro a cuadro o 'promenades' (paseos) que sirven de cambio en los muy diferentes temas.
Diez temas para describir los diez cuadros engarzados entre ellos por esa pieza que escuchamos varias veces. La nutrida sinfónica bilbaína, estuvo a cargo de Lucas Macías, entregado y muy centrado en ambas obras. Aunque más reconocido como oboísta, el onubense dirigió el concierto inaugural de Musika-Música con gran eficacia.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión