Decía Fito Cabrales en entrevista con este periódico que lo único que pide a cada disco que saca es «que me refleje, nada más». ... Y, visto el resultado de esta nueva apuesta titulada 'El monte de los aullidos' (Warner, 2025), cabe concluir que Fito se conoce muy bien a sí mismo, y también a sus fans. 'Give the people what they want', rezaban los Kinks en los 80 y es precisamente eso lo que hace el músico bilbaíno, regalarse a sí mismo y a su público lo que les gusta oír.
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En este caso, una colección de 10 canciones que se publican este viernes y se mueven entre el rock and roll clásico –guitarreo rítmico con brío y ese rasgueo tan característico de Fito– y los medios tiempos donde el músico acostumbra a desnudarse ante su afición.
En la portada sale el bilbaíno con la guitarra haciendo el famoso 'paso del pato' patentado por su ídolo Chuck Berry y la alineación que le acompaña es la de siempre: Coki Giménez a la batería, Boli Climent al bajo, Javi Alzola al saxo, y el maestro Carlos Raya a las guitarras solistas y a la producción del disco, que se ha grabado en el madrileño Estudio Uno.
El arranque ya es puro Fito, con el reconocible sonido de guitarras cálidas que da comienzo a 'Los cuervos se lo pasan bien', donde canta que se inventó una vida «porque si no tendría que haber copiado la de cualquiera». Toda una declaración de intenciones y de personalidad. Acto seguido, la pista que da título al álbum baja las pulsaciones y las lleva al terreno del rock latino que tan bien se le da al rockero de Zabala, fórmula que repite en el siguiente corte, 'Volverá el espanto'.
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Llega después la cumbre del disco, 'Como un ataúd', un trallazo de rock and roll con clase, estribillo redondo y solo de saxo que podría haber firmado también su amigo Iñaki Uoho. Será de las fijas de su repertorio en directo. A continuación, es el turno de 'La noche más perfecta', logrado medio tiempo de sesuda letra –«no pude distinguir mi travesía de mi travesura»–.
Fito ha ganado en profundidad de voz, lo que se nota en cortes como 'La marea imparable', donde explora nuevos terrenos en su forma de cantar –más grave y menos chirriante, también cuestión de la edad– y arriesga con una producción que resuena a Quique González, otro músico cuyo sonido pulió Carlos Raya hace dos décadas.
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En la recta final, 'Una maldita suerte' le da sin complejos al swing y cierra el LP la instrumental 'Ardi', dedicada a su perra y que se despide con rock and roll optimista y de jam session de garito.
Más entradas que La Oreja
Ahora llega el turno de la gira, que arranca el 21 de noviembre en Santander y va a ser de récord, con alrededor de 400.000 entradas vendidas –más del doble que La Oreja de Van Gogh en su regreso con Amaia Montero– y, en el caso de Bizkaia, con cuatro BEC programados, dos en enero y otros dos en mayo. Los aullidos de Fito se escucharán en todas partes.
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