Melissa Aldana abriendo discursiva el Getxo Jazz
La saxofonista chilena encabezó la primera jornada del 45º Festival Internacional de Jazz con una propuesta que facilitó las cabezadas
El miércoles unas 333 almas se congregaron en la sala Ereaga para atestiguar el concierto principal de la primera de las cinco jornadas del 45º Getxo Jazz. Ahí, en nuestra butaca, pensamos en que los festivales suelen ser al aire libre y si son bajo techo se asemejan más a ciclos de conciertos, y también echamos de menos sobre el escenario un logotipo que confiera personalidad a la atmósfera y sirva para agrupar los diferentes. ¿Dónde estará el logotipo de neón de años ha? Aparte, durante el concierto principal valoramos aún más al grupo telonero, al concursante italiano Archipiélagos, cuyo pellizco locuelo y progresivo se impuso sobremanera a la protagonista estelar de la jornada, la saxofonista chilena Melissa Aldana (1988, Santiago).
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Melissa actuó en cuarteto, respaldada por Lage Lund (guitarra), Pablo Menares (bajo) y Kush Abadey (batería). Los cuatro compartían algo anaranjado: la caja de la guitarra, el cuerpo del contrabajo, los pantalones de la lideresa y los zapatos del baterista. Atender a su intervención de 6-7 temas en 91 minutos fue como atisbar en el lejano horizonte a una banda tocando introspectiva dentro de una burbuja y evolucionando a la deriva, sin saber adónde ir. Melissa informó de que presentarían su álbum '12 stars', basado en el tarot, y que venderían en vinilo a la salida, y se podría afirmar que funcionaron mejor en trío, ora cuando a la base rítmica la pilotaba el guitarrista flotante y esotérico a los Kurt Rosenwinkel, ora cuando ella soplaba sin el colchón de las seis cuerdas.
Fue el del miércoles un jazz intelectual, estilístico (el inaugural 'The fool', el loco), tan plano que en ocasionas se convertía en una animación de fondo ('Falling'; a nuestra izquierda un par de cabezadas echó un espectador. Y es que en verdad Melissa podía provocar sopor), una vez sugiriendo jazz de banda sonora entre nenúfares ('Intuitions'), siendo siempre melódico, discursivo y no asertivo la tarea del saxo tenor ('Emilia', quizá la pieza de más relieve).
La propia Melissa Aldana llegó a dudar de la recepción de su propuesta por parte del público, que se marchaba en parte en goteo al acabar cada tema (a lo mejor por culpa del horario tardío: en la pandemia nos acostumbramos al horario europeo y ya sin mascarillas vuelve el español, el del prime time de madrugada). Una duda de Aldana que devino temor cuando preguntó si queríamos oír un tema más (lo planteó antes de 'Los ojos de Chile'), una incertidumbre que no debería pesarle porque se le solicitó bis (que tardó en conceder y algunas decenas de espectadores más aprovecharon para hacer mutis).
A priori Melissa era la cabeza de cartel menos consistente o garantizada de las cinco jornadas (la devoraron los concursantes, recuerden), o sea que el 45º Getxo Jazz sólo debería ir hacia arriba.
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