Coti se 'enzarza' con una espectadora en su concierto en Bilbao ante 150 asistentes
El cantautor rock argentino regresó en la gira del 20º aniversario de su disco 'Esta mañana y otros cuentos', roqueó a modo y conectó constantemente con el público
Tres veces ha actuado en Bizkaia en poco más de un año el argentino Coti: en agosto de 2024 en las fiestas de Bilbao, en ... Abandoibarra con la Sinfónica de Bilbao, que estuvo muy bien; el último septiembre en el cuarto festival benéfico getxotarra Dale Candela, muy bien también y venciendo al diluvio; y este viernes en la sala Stage Live, de pago, reuniendo únicamente a unas 150 almas y dando un bolo en quinteto rejuvenecido de 20 temas en 110 minutos.
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Fue un bolo muy roquero, premeditadamente rudo, aunque con un pasaje acústico central de cuatro temas con Coti en solitario, aceptando peticiones del público encantado de tenerle a tres metros y viéndole tan cómodamente, sin apreturas. Cuatro canciones que fueron la drexleriana 'Bailemos', la calamariana 'El baúl', más las dylanitas 'Mis planes' (la única en que se quitó las gafas de sol) y 'Nueces'.
Pero lo dicho: fue un concierto rudo o potente, a tres guitarras casi todo el tiempo: la de Coti, la de su músico y amigo desde hace 20 años Nicolás Nieto, que varios punteos muy chulos disparó, y al fondo, en un discreto segundo plano, la de su hijo Iván Sorokin, que también a veces se ocupó del teclado. Una actuación decididamente roquera, tan roquera como los Cracker del Music Legends en la Sala BBK ('Días'), con el tumbao de los Rolling Stones (la intro de 'Color esperanza'), con guiños descarados a Los Who (en 'Lento'), con codas bluseras (por el final), y con el primer parlamento de Coti tal que así: «Buenas noches Bilbao… Muy agradecidos por vuestra presencia a un concierto de rocanrol en una sala de rocanrol. Esta es una ciudad que ha sido cuna de buenos conciertos míos». Y en otro momento recordó que en 2022 actuó por ver primera en la ciudad, y chequeamos en internet que fue en el Crazy Horse.
A ver, Coti abrió el bolazo en plan popero cruzando a The Byrds con Los Secretos ('Otra vez') y facturando power-pop de estadio a velocidad de crucero ('Tanta magia'), y a la tercera ya insufló trucos dylanitas al hit 'Andar conmigo', coescrito con Julieta Venegas (con recitado a lo Coppel, el cantautor getxotarra dylanita). Una cima fue el híbrido beatleniano-calamariano 'Octubre', «una canción de amor revolucionaria, porque el amor es revolucionario» (así la introdujo él), perteneciente a su último álbum, 'Serenata en mi mayor para un amor y un atardecer', editado una semana antes (pero no tenía a la venta ni vinilos, ni CDs ni casetes porque dijo que en la fábrica habían incumplido los plazos).
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El público, escaso pero en pleno comiendo en su mano, bailó cumbia a su orden ('El embrujo', de Los Palmeras), y atento oyó la gente 'Luz de día', grande hasta una suerte de Springsteen popero. A la reciente 'Laberinto' la definió como «una canción honesta, directa y abierta» y pidió «una especial atención porque es nueva» (y con tanto piano e intensidad sonó a Noel, el hermano de Oasis que cae mal, o más bien peor; bueno, el que no es Liam), a tango trágico nos sonó 'Te quise tanto', muy pianista también (y al acabarla Coti dijo que era «una versión tango-Piazzolla-rock», o sea que no íbamos desencaminados), y antes de la roquera a lo Cracker 'Días' se enzarzó en broma con una espectadora, una tal Susana, que le había pedido muchas veces su canción '50 horas', y Coti le amenazó con que si la pedía otra vez no la tocaría, pero que esa canción llegaría más adelante y que la invitaría al escenario para hacer coros.
Pasamos el pasaje acústico en solitario que no constituyó ningún bajón, y reapareció la banda para reivindicar la electricidad y la actitud (amorosa en su caso), con mucho poso de Dylan ('El trasto', de seguido '50 horas', donde Susana no se atrevió a subir, qué decepción). 'Donde están corazón', escrito para Enrique Iglesias, lo pasó al reggae, y la traca final de hits llegó endurecida, cómo no: 'Lento' con explosión The Who, 'Antes que ver el sol' en plan pop redondo, y ya en el bis doble, coreado a pleno pulmón por la parroquia, una bluserizada 'Color esperanza' y el pop 'Nada fue un error', cuando al acabarlo se despidió Coti: «gracias, feliz año, feliz vigésimo aniversario, chao».
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Ya, es que estaba dando los últimos coletazos de la gira que celebra el vigésimo aniversario de su tercer disco, 'Esta mañana y otros cuentos' (2005), el directo que le hizo famoso, contenedor de muchas canciones de las que tocó este viernes (unas 6 de las 16 del CD).
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