Bryn Terfel: «Lo mejor de todo es que... ¡tendré un barco en condiciones!»
El reputado cantante galés debuta este sábado en el Euskalduna como protagonista de la ópera 'El holandés errante', de Wagner, con la BOS a las órdenes de Pedro Halffter
El bajo-barítono Bryn Terfel (Gales, 1965) es un gigante de la escena. Gran jugador de rugby en su juventud, no le cuesta meterse en ... la piel de personajes arrolladores como el protagonista de la ópera 'El holandés errante', de Wagner. Tiene la estampa necesaria y, lo mejor de todo, una voz que da la talla. Imponente. A la altura de sus 1,93 metros y los 62 centímetros de contorno de su cabeza. Un cuerpo que actúa como caja de resonancia perfecta para sus graves. Homogéneos y dúctiles, se pliegan a la expresividad del artista galés. Es el Richard Burton de la ópera. Vocaliza a la perfección.
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Este sábado, a las 19.00 horas, Bryn Terfel debuta en la temporada de la ABAO, junto a la soprano alemana Manuela Uhl, que también cantará por primera vez en Bilbao. Les arropará la BOS a las órdenes de Pedro Halffter. La producción es del Teatro de Erfurt y lleva el sello del director de escena suizo Guy Montavon. Los ensayos van viento en popa.
- ¿Satisfecho con el montaje que se ofrecerá en Bilbao?
- Lo mejor de todo es que... ¡tendré un barco en condiciones! Siempre pido lo mismo cuando me ofrecen participar en una producción nueva de 'El holandés errante'. Por favor, por favor, un barco, ja, ja, ja.
- ¿Tan importante lo considera?
- Sí, sí. De todas las óperas de Wagner, es precisamente 'El holandés errante' la que pide a gritos un concepto tradicional y grandioso desde el punto de vista escénico. Hay que centrarse y escuchar la música. Así de sencillo. La partitura te da todas las pautas. En Tokio hice una versión semiescenificada con videoproyecciones del mar, del oleaje y de las tempestades que te hacían oler la sal, algo fantástico... Eso está muy bien. Las imágenes ayudan. Pero, insisto, en Bilbao tendremos vídeos y barco. Estoy feliz.
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- Desde que cantó por primera vez el rol del holandés errante en la Ópera Nacional de Gales, ¿ha cambiado su visión del personaje? Han pasado ya 14 años.
- No, no ha variado en lo esencial. Es un hombre sobre el que pesa una maldición terrible... Navegar hasta el final de los tiempos. Solo pisa tierra cada siete años para buscar la salvación. ¡El amor y la fidelidad hasta la muerte de una mujer! Nada que, en principio, parezca un problema...
- El pobre tiene mala suerte. Todas le son infieles.
- Sí, pero él no desiste. Se aferra a esa esperanza. Aunque evidentemente está agotado. Pesan los siglos y el pavor por la condena. Busca la redención; y la muerte en su defecto. Y no consigue ninguna de la dos. Hay que expresar todo ese dramatismo.
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- Por fortuna no es un papel largo.
- Menos mal. Se trata de uno de los papeles wagnerianos más breves para mi cuerda. Pero hay que andar con cuidado. Tiene momentos muy peliagudos. El monólogo tremebundo del principio, parte del dúo con la soprano... No puedes bajar la guardia. La tesitura es endiablada. Mi voz sube y baja como las olas del mar. Tienes que superar muchas turbulencias y estar muy centrado.
- Tiene 54 años y ha abandonado papeles extenuantes como Hans Sachs, el zapatero de 'Los maestros cantores de Núremberg'. ¿Qué estrategia profesional seguirá a partir de ahora?
- Disfrutar y gozar de la libertad de elegir. No sé cuánto más durará mi carrera. Nunca se sabe. Nuestras cuerdas vocales no están diseñadas para cantar en un teatro ante 2.000 personas. Si lo piensa en frío, es una locura. Pero no concibo una profesión más maravillosa. He aprovechado todas las posibilidades y lo seguiré haciendo.
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- Como cantar junto a Tom Jones.
- ¡Claro! O con Shirley Bassey o en la fiesta de cumpleaños de Sting. Nada que no se pueda compaginar con otro tipo de compromisos, como hacer de Wotan en un montaje de 'El anillo del nibelungo' en Nueva York. No quiero cambiar. Me gusta hacer todo lo que puedo. Estas semanas, por ejemplo, no dejaré de ir al Guggenheim y tampoco a San Sebastián y Pamplona. Y estaré pendiente del Manchester United. Soy un ferviente seguidor.
Canciones en euskera
- También podría aprovechar estos días para estudiar algo de euskera. Usted tiene una facilidad tremenda para los idiomas.
- Ja, ja, qué va. Eso es porque tengo buenos 'coaches' que me ayudan. De hecho, en breve tendré que ponerme con el húngaro. Canto por primera vez 'El castillo de Barbazul', de Bartók, y hay que depurar el acento. Pero lo del euskera que usted dice, ¿por qué no? Si vuelvo a Bilbao para dar un recital con piano, me encantaría interpretar algún tema en euskera. ¿Es una lengua muy difícil?
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- No más complicada que el húngaro. O el galés.
- Ah, entonces estoy dispuesto.
- Y ya que se le ve tan osado, ¿no le tienta la ópera contemporánea?
- Sí, sí. Lo complicado es elegir un buen tema. Llevo tiempo detrás de 'Ciudadano Kane', que sería un libreto magnífico. Pero, nada, el copyright no lo permite. Eso sí, no descarto el Mabinogion, la famosa colección de relatos galeses. Tienen su punto wagneriano. Hay pájaros que se convierten en hombres y gigantes que cruzan ríos.
- ¿Ya hay algún compositor interesado en el Mabinogion galés?
- Nada menos que Stephen Sondheim, el autor del musical 'Sweeney Todd'. Y ahora que lo pienso...
- ¿Qué?
- ¿Por qué no hacer una ópera de 'Shrek'? Yo me apuntaría a hacer el papel principal, ja, ja.
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- Aparte de buena voz y mucha disciplina, ¿qué más hace falta para salir adelante en su oficio?
- Sé buen compañero. Sé amable. Sé divertido. Saluda a todo el mundo. Eso hace equipo. Los profesionales también se hacen respetar por su comportamiento.
Días 18 (19.00 horas), 21, 24 y 27 (19.30)
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Elenco. Bryn Terfel, Manuela Uhl, Wilhelm Schwinghammer, Kristian Benedikt, Itxaro Mentxaka y Roger Padullés.
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Orquesta. Sinfónica de Bilbao, con Pedro Halffter a la batuta.
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Coros. Ópera de Bilbao y Easo.
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Dirección de escena. Guy Montavon, en una producción del Teatro de Erfurt.
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Patrocinador. Fundación BBVA.
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Duración de la función. Dos horas y media, pausa incluida.
Un galés de pura cepa curtido en los coros masculinos
Nacido en una familia de granjeros, Bryn Terfel es un galés de pura cepa que lleva la música en las venas. «En mi tierra hay una gran tradición de coros masculinos. Yo entré en ese mundillo muy pronto. Era bastante jovencito cuando marché a Londres para formarme como profesional del canto». En 1989, a los 24 años, quedó en segundo lugar en el concurso BBC Cardiff Singer of the World, por detrás del barítono ruso Dmitri Hvorostovsky. Dos titanes que enseguida se hicieron un lugar en los mejores teatros de ópera. Dmitri Hvorostovsky falleció en 2017 de cáncer cerebral. Tenía 55 años.
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