La actriz santurtziarra, con cuarenta años de trayectoria, interpreta a uno de los grandes mitos de la literatura. Mireya López

Anabel Alonso

«Ser madre a los 55, después de saltar todos los charcos, es lo mejor que he hecho»

Interpreta en el Arriaga a La Celestina en una adaptación que busca acercar el clásico a nuevos públicos «con ritmo y dinamismo»

Teresa Abajo

Bilbao

Jueves, 28 de septiembre 2023

No es fácil encontrarse en Bilbao con Anabel Alonso (Santurtzi, 1964), una de las actrices vascas más populares. Estos días está de vuelta (jueves, viernes ... y sábado en el Arriaga) en un registro muy diferente al que ha cimentado sus 40 años de trayectoria. Asume el reto de interpretar a La Celestina en una adaptación de Eduardo Galán que imprime «ritmo y dinamismo» a la novela de Fernando de Rojas y actualiza el lenguaje, «sin perder el aroma de los clásicos», para acercarlo a nuevos públicos. José Saiz, Víctor Sainz, Claudia Taboada, Beatriz Grimaldos y David Huertas completan el reparto de la obra, dirigida por Antonio Castro Guijosa.

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- ¿Cuál es su primer recuerdo del Arriaga?

- Recuerdo cuando hice un pequeñísimo papel en la zarzuela 'Luisa Fernanda' dirigida por Emilio Sagi. Tenía unos veinte años y dije tres frasecitas, pero me dejó un recuerdo imperecedero. Fue entrar aquí y decir '¡madre mía!'

- Mientras se formaba como actriz, estudió Turismo en un Bilbao gris que ni soñaba con las visitas que recibe hoy.

- Claro, ni me lo imaginaba y cada vez que vengo no me lo puedo creer. Era una ciudad muy punki que tenía su encanto.

- Tras una carrera centrada en la comedia, ¿cree que el papel de Celestina le abrirá nuevos caminos?

- No lo sé. nunca hay que tener expectativas. Ojalá la gente vea otra cara de la misma moneda, pero para mí hacer este personaje ya es un premio.

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-Ya son 40 años en el oficio.

- Fui a Madrid para trabajar en los tres o cuatro últimos meses de 'La bola de cristal' y pensaba 'me volveré o tendré que servir copas'. Pero empecé a hacer pruebas y nunca tuve que compaginarlo con otra cosa. El mayor premio es que llevo 40 años aquí y el público no se ha cansado, más que cualquier Goya.

- Dicen que en esta versión por primera vez se trata bien a Celestina, que es sinónimo de alcahueta, avariciosa, embustera...

- Su trabajo es remendar virgos, mediadora de amores... ella lo hace lo mejor que puede y es la única que cumple su palabra. En un momento dado dice: Ni a Calisto le dolerá pagar ni a mí el andar. Todo lo mueve el dinero, las peñas quebranta y los ríos pasa en seco.

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- Muy pragmática.

- Totalmente. Es mucho mejor actriz que yo. Con cada persona se comporta de una manera distinta, le da lo que quiere. Mas dominante, más sumisa.... tiene algo para que todo el mundo le abra las puertas. No es la mala que tiene la culpa de todo. Se la va a entender muy bien y no nos hemos inventado nada, todo está en la novela.

- La obra invita a disfrutar del momento porque el tiempo se nos va. ¿Esa es también su filosofía de vida?

- Sí, porque realmente es lo que hay. Por eso me tiré a la piscina intentando ser actriz, que para mí era como ser astronauta.

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- La televisión le ha dado mucho, incluso ejerció de celestina en dos programas.

- Sí, soy la actriz más preparada para hacer 'La Celestina' después de 'El flechazo' y 'Estoy por ti'. Yo nací en el teatro, pero a la televisión le debo muchísimo.

- Le queda tiempo para estar muy presente en las redes sociales.

- Tengo muchísimos haters pero lo llevo muy bien, no me los tomo en serio. Su opinión no me afecta en absoluto. Cuando se meten conmigo, yo les doy también.

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- ¿Y al ser un rostro tan popular eso no se traslada a la calle?

- A mí no me ha llegado. La gente me traslada cercanía y apoyo.

- Cuando leyó el pregón de Béjar, la abuchearon.

- Ah, pero eran cuatro que hacían mucho ruido. Y yo dije 'no voy a pasar de ellos, no me da la gana'.

-¿Les contestó?

- '¡Pesetera!' y dije 'pesetera de qué, si no cobro'. Y aunque cobrara, ¿qué problema hay? No ha salido cómo la gente me aplaudía.

- Ser madre a los 55 años le habrá cambiado la vida.

- Ha sido maravilloso, primero porque no contaba con ello. Cuando mi mujer me lo planteó lo pensé, porque ya lo tenía aparcado, y dije 'adelante'. Ahí también recibí, me decían '¡vas a ser su abuela!', y cuando De la Morena es padre con 63 o Robert de Niro con 79 dicen 'qué machos son, qué maravilla'. Es lo mejor que he hecho. Te cambia la vida a cualquier edad, pero con 55 mis prioridades son otras. A los 30 no lo habría disfrutado de la misma manera, pensaría 'me estoy perdiendo este estreno'. Ahora, como he saltado todos los charcos, ya me da igual. Sé que mi hijo es lo primero y de ahí para adelante, lo que se acople. Te parece que tu vida va a ser más de lo mismo y ahora cada día es una aventura distinta.

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- ¿Suele venir a Santurtzi con su hijo Igor?

- He venido muy poco con él porque desde que me llevé a mis padres a Madrid el vínculo es otro y al fallecer vengo solo por cuestiones de trabajo. Me gustaría hacer escapadas. Ahora cuando termine la serie ('Amar es para siempre') supongo que tendré más tiempo, porque hacer un traslado con un niño para un fin de semana es como una mudanza.

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