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Javier Gogeascoechea Olabarriaga y Javier Gogeascoechea Arrien, gerentes de Desclée de Brouwer, con un ejemplar rutilante de la Biblia de Jerusalén, editado en una imprenta especializada con sede en China. fernando gómez

Desclée de Brouwer, la editorial bilbaína que exporta Biblias a todo el mundo

Esta empresa familiar marcada por las guerras y el exilio cumple 75 años

Lunes, 18 de noviembre 2019, 00:42

En el verano de 1937 José María Gogeascoechea Uriarte era un abogado de 29 años que se responsabilizaba de las Haciendas Locales en el Gobierno ... vasco del lehendakari José Antonio Agirre. Tras la caída de Bilbao, después de un año de guerra civil, el joven de Busturia escapó a Burdeos en un pesquero de Bermeo, antes de partir para Bélgica. Su prometida, María Arrien Echevarri, andereño de las Escuelas Vascas, ya se encontraba allí, en Namur, tras haber salido de Euskadi con un grupo de maestras y niños. Ella encontró asilo en un colegio de religiosas, él en la abadía benedictina de Saint André, en Brujas. En junio de 1939, cuando ya ha estallado la Segunda Guerra Mundial, la pareja se casa. En 1944 regresan a la capital vizcaína con dos hijos.

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Reintegrarse en la convulsionada sociedad de la posguerra no era fácil. Por fortuna, Gogeascoechea mantenía una fuerte relación con la editorial Desclée de Brouwer, en la que había entrado a trabajar de la mano de los benedictinos belgas, que les surtían de autores. La empresa la habían fundado Henry Desclée, un empresario valón, y Alphonse de Brouwer, un emprendedor flamenco, para promover la cultura cristiana. El abogado vizcaíno llegó a un acuerdo con el sello belga para abrir una sucursal en Bilbao y ahí comenzó esta aventura editorial por la que han pasado ya tres generaciones: Jose María Gogeascoechea Uriarte, su hijo Javier Gogeascoechea Arrien (presidente de la sociedad) y su nieto Javier Gogeascoechea Olabarriaga, actual gerente.

Desclée tenía los derechos de edición del misal diario y vesperal del padre Gaspar Lefebvre, que no tiene nada que ver con el obispo cismático fundador de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X. El monje benedictino de San Andrés escribió una guía para seguir la misa, que se convirtió en todo un best-seller en una época en la que los devocionarios litúrgicos hacían furor. La primera edición vio la luz en 1920 con una tirada de 100.000 ejemplares. Luego se ha publicado en numerosas lenguas con más de ochenta ediciones. La sucursal vasca también editaba los misales, incluido el popular del padre Germán Bravo, a finales de los años cuarenta, y libros en latín y en francés.

Con cerca de 5.000 títulos, se ha abierto a la antropología, la educación, y la psicología, sin olvidar los libros en euskera

Sin renunciar a sus orígenes

El 'rolls royce' de las biblias

Gogeascochea impulsó otra iniciativa, que es marca de la casa: la versión en castellano de la Biblia de Jerusalén, publicada en francés por la editorial Du Cerf, de los dominicos de París. La primera vez que se publicó fue en 1967 y acaba de salir la quinta edición. Han vendido más de seis millones de ejemplares. «Es el Rolls Royce de las biblias católicas», aseguran en Desclée. El público aprecia su riguroso contenido, traducido de textos originales en hebreo, arameo y griego. Ahora supone el 30% de sus ventas gracias a su penetración en Latinoamérica y en Estados Unidos, donde es requerida por los evangélicos como libro de estudio. «Para ellos es la Biblia por excelencia al considerarla la más científica, sin connotaciones ideológicas», explican los Gogeascoechea.

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La Biblia se imprime a miles de kilómetros de Bilbao, en una imprenta de China, que trabaja el dorado con láser y se atreve hasta con tapas de bambú. «Imprimen para todo el mundo, tanto para cristianos como para protestantes o evangélicos, y están a punto de llegar al número 200 millones», añaden. Un aspecto llamativo cuando se trata de un país que practica el confucianismo, el budismo y el taoísmo con un régimen comunista. Una de las personas que han trabajado en su elaboración es José Ángel Ubieta, un sacerdote histórico de la diócesis de Bilbao, experto biblista y archivo viviente de la historia eclesiástica de Bizkaia. Fue un hombre clave gracias a su prestigio personal y su capacidad para aglutinar a un equipo de estudiosos. El editor arriesgó, invirtió y el tiempo ha demostrado que fue un acierto. Ahora es su buque insignia.

Gogeascoechea con Juan Pablo II en en una recepcion con editores liturgicos españoles, en 1994. Abajo, boda de sus padres en Bélgica.

Sortear la censura

En aquellos primeros años no era fácil para un editor sortear la censura y mantener la independencia. Desclée de Brower, sin la hipoteca de las órdenes religiosas, la mantuvo. Lo destacaba el escritor vasco Jon Juaristi en 'Los árboles portátiles' (Taurus), un magnífico ensayo en el que habla de la nueva izquierda y la influencia del estructuralismo a través de las biografías de personajes como André Bretón o Claude Lévi-Strauss. «Desclée editó en la España del nacionalcatolicismo algunos de los poquísimos libros católicos legibles y razonables de la época». Lo cierto es que la editorial bilbaína prestó voz al pensamiento cristiano de autores como Maritain, Congar o Rahner y acogió el espíritu crítico de Casaldáliga, Miret Magdalena, Comín, el padre Llanos, monseñor Iniesta, 'el obispo rojo' de Vallecas, o Díez-Alegría, expulsado de la Compañía de Jesús por su libro 'Yo creo en la esperanza'. De este título se llegaron a vender un millón de ejemplares, pese a las presiones de los jesuitas. El sello bilbaíno se atrevió, incluso, con una edición del 'Jesús' de Pagola, en plena persecución del teólogo vasco.

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Juaristi recrea en su ensayo la travesía del carguero 'Capitaine Lemerle' en 1941, entre Marsella y La Martinica, repleto de fugitivos que huían del fascismo: intelectuales, artistas, judíos y republicanos españoles. Gente que se vio obligada a cortar sus raíces. Los Gogeascoechea regresaron en 1944 a Euskadi para refundar sus vida y lo hicieron a través de la editorial Desclée de Brouwer gracias, primero, a la ayuda de la casa madre, y a su dinamismo empresarial. Ni siquiera las trágicas inundaciones de 1983, que arrasaron sus instalaciones en el barrio de Rekalde, lograron que tiraran la toalla.

Hoy se han convertido en una editorial moderna, que exporta casi el 60% de su producción, sobre todo a América, y se mueve en el ámbito digital pese a la piratería. Para un sello familiar es un gran esfuerzo, que obliga a su dirección a recorrer las grandes ferias internacionales y a pasar tres meses al año fuera de casa para mantener vivo su olfato sobre lo que se mueve en el mercado. Y han ampliado su oferta cultural. Con cerca de 5.000 títulos y sin renunciar a su origen de la temática religiosa (pese a que no son buenos tiempos para la teología), han irrumpido con fuerza en otras áreas que tienen que ver con la antropología, la educación, la psicología o el crecimiento personal, sin olvidar la literatura infantil y los libros en euskera. La celebración de sus 75 años fue una fiesta de la cultura, en la que se reunieron editores, libreros y autores, muchos de ellos llegados desde el otro lado del Atlántico, porque su empeño siempre ha sido cruzar fronteras. De Bilbao al mundo.

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