La escultura se suma a la feria con una exposición

Fue el año pasado cuando esta asociación se presentó en la feria y ya entonces tenían claro sus miembros que tenían que hacer más visible su creación en la gran cita de la cultura vasca. Dicho y hecho. Este miércoles por la tarde se inauguró la primera Feria de la Escultura Vasca, Basarte, en Gandarias Aretoa.

Son casi 600 metros cuadrados dedicados a la exposición y venta de piezas de casi todos los asociados. En total, 75 esculturas que, como dice el presidente de la Eskuahaldunak Eskultoreen Elkartea, Guillermo Olmo, ilustran muy bien «la diversidad en materiales, en técnicas, en formas de expresión y en generaciones» de los creadores de artes plásticas «de toda Euskal Herria». Se incluyen artistas nacidos en Estados Unidos o el Reino Unido, por ejemplo, que residen en algún rincón de esta tierra. Hay piezas de creadores consagrados y de muy jóvenes. «Esa diferencia en formas y técnicas se nota mucho según la generación».

Este escaparate de la escultura vasca nace con vocación de repetir, de ser una cita que cada año se una a la de la Azoka (en su mismo horario), y esta vez podrá visitarse durante todo el mes de diciembre -de martes a viernes de 18.30 a 20.30 y los sábados de 11.30 a 13.30 y de 17.30 a 20.30-. La idea de los asociados, explican Olmo y Míchel Ruiz, que preside la asociación vizcaína, es extender la obra allá por donde puedan, con presentaciones y muestras por distintos lugares de la geografía vasca.

Para dar visibilidad a esta disciplina artística también en la calle, durante estos días varias personas colaboran en la realización de una nueva escultura del Mikeldi. «Gigante», para más señas. Irá creciendo delante de Gandarias Aretoa «y servirá para atraer a más gente a la exposición», confían los organizadores.

Este miércoles, durante toda la mañana del primer día de la Azoka trabajaban delante del local tres o cuatro jóvenes que estudian bachillerato artístico en la localidad. Andaban desmontando palés, paso previo a esa tarea de construir un nuevo ídolo con materiales reciclados que emparentará con el caballo de Troya por su diseño. Ane llegó a la cita sobre las diez, atraída por «la experiencia artística», más que por el arte concreto de la escultura, reconoce. Con ella estaba Unax, dedicado a arrancar los clavos de la madera. Sabían por lo menos de cuatro compañeros de clase que habían decidido apuntarse a la iniciativa… «pero no sé si vendrán», comentaban. Olmo y sus colegas confían en que, a medida que el Mikeldi vaya surgiendo, se anime más gente.