Las cifras de la Bilbao Bizkaia Film Commission son evidentes en cuanto al notable crecimiento de la actividad en el sector audiovisual del territorio, tanto ... en lo que se refiere a las producciones y los rodajes, como en lo relacionado con la economía y el empleo o, lo que es más importante, con la creación de un tejido creativo y profesional que ya se está consolidando como un verdadero atractivo que optimiza los condicionantes de cualquier implantación empresarial.
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Obviamente, debe de reconocerse que este salto cualitativo y cuantitativo en el sector audiovisual vizcaíno -que tendrá por similitud legal y tributaria su proporcional paralelismo en los otros dos territorios forales vascos- se debe esencialmente a las deducciones fiscales establecidas por la norma foral que entró en vigor en 2023, un estímulo decisivo que se sitúa a la cabeza de los ofrecidos por otras administraciones del estado en este ámbito.
Entiéndase, igualmente, que estos resultados mucho más que positivos demuestran el buen camino en el ejercicio de una capacidad singular en materia fiscal que deriva del Concierto Económico, cuyo ejemplo es bien trasladable a otras materias y sectores, utilizando un elemento clave del autogobierno vasco como instrumento de política económica e industrial.
Ni que decir tiene, por supuesto, que este incentivo fiscal legítimamente establecido por las administraciones forales vascas -y compatible con la normativa europea en materia de competencia- nos resta una cierta capacidad de crítica en lo que se refiere a algunas normas fiscales establecidas por otras administraciones del Estado. En cualquier caso, no estaría de más que esta especial atención fiscal a nuestro audiovisual se extendiera al mecenazgo y a otros sectores de la industria cultural vasca.
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