Artium custodia ya el legado de Juncal Ballestín

Con 'La vida como ejercicio', la muestra que el museo Artium dedicó a la obra de Juncal Ballestín a principios de año se saldó una cuenta pendiente con una de las artistas contemporáneas más interesantes del panorama vasco. En ese homenaje lucía la poética de una creadora que trabajó la pintura, las instalaciones o el videoarte. Y ya entonces, a finales de enero, las instituciones alavesas deslizaron que se estaba trabajando en un acuerdo para preservar su legado.

Ayer ese acuerdo se escenificó definitivamente con la firma de un convenio entre la fundación Anesvad, ONG depositaria, y el presidente de la Fundación Artium, Ramiro González. En total, la ONG dona al museo vitoriano más de 40 obras y 400 documentos –cartas, bocetos, archivos...– de la creadora. Una vasta colección entre la que se encuentran algunas de sus piezas más icónicas, como 'Desnudo en la alfombra' y 'Naturaleza muerta', que se pueden ver ahora en la muestra dedicada a la colección 'Zeru bat, hamaika bide' junto a una vitrina con documentación acerca de la artista.

«Fue profesora, hizo trabajos junto a grupos de artes escénicas y fue una figura poliédrica. Nos dejó muy pronto, pero dejó un legado muy importante que el museo tiene que poner en valor», reivindicó Beatriz Herráez, directora del museo, acerca de este acuerdo con la fundación Anesvad de la que era colaboradora Ballestín. La asociación opera en el África Subsahariana prestando atención a enfermos con infecciones tropicales (lepra, pian, úlcera de Buruli) en situación delicada en el continente y es una muestra más del compromiso solidario de una artista que también participó activamente en el movimiento feminista.

La reconocida jueza Garbiñe Biurru, presidenta del patronato de Anesvad, firmó este acuerdo que tiene como fin «impulsar iniciativas inspiradoras para nuevas generaciones de artistas». Mientras que parte de la obra había sufrido daños por humedades y ataques de hongos en el taller de la artista en Otazu, los documentos se encontraban en mejor estado. «Los tenía perfectamente ordenados», comentó González, quien subrayó que este es un paso más para que se reconozca y recuerde a una artista que forma «parte de la memoria colectiva».

Precisamente la exposición 'La vida como ejercicio' sirvió para restaurar algunas obras a partir de las múltiples pistas e instrucciones que dejó por escrito Ballestín. Hubo un «proceso de eliminación de parásitos e insectos» que requirió varias semanas, junto a un análisis en profundidad y una limpieza de cada una de las piezas.

La estela de la artista va más allá de la conservación de las obras, ya que desde el museo impulsarán la creación de un fondo documental en torno a su figura y han lanzado una convocatoria de una beca de investigación que llevará el nombre de Juncal Ballestín, dirigida a proyectos para de estudio de creadores u obras del fondo del museo. Herráez recordó que hace dos años era «difícil de imaginar» la incorporación del legado sobre el que han trabajado artistas y amigos como Fernando Illana.

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