La Sala Rekalde recrea el laberinto de Juan Carlos Eguillor
Inaugura la mayor retrospectiva sobre el imprescindible artista bilbaíno, un millar de dibujos, cómics, ilustraciones y vídeos, un homenaje a su mirada «tierna, escéptica y cruel»
Le debe mucho Bilbao a Juan Carlos Eguillor (1947-2011). Entre otras cosas, definiciones como esta: «La 'mater' metalúrgica es peligrosa. Es como una madre ... de pechos hidráulicos que te puede succionar y a la vez nutrir». Porque aunque naciera en San Sebastián –decía que por esas cosas que pasan en las vacaciones–, reconvirtió la villa en su original universo, aportándole una iconografía que mezclaba su particular humor, ironía y sarcasmo con rasgos de la tradición pictórica vasca y al mismo tiempo pura vanguardia. Con sus propuestas que aunaban surrealismo con puro sentido común, muchas de las cuales, un millar, se exhiben desde hoy y hasta el 28 de septiembre en la gran retrospectiva que le dedica Sala Rekalde.
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«Hay una parte de Bilbao derrotada. Es la margen izquierda. Me hubiera gustado hacer en ella una 'Disneylandia' con todo su dramatismo y belleza», decía en una entrevista en 2000 a este periódico, donde publicó su primera tira cómica en 1968, 'Mari Aguirre', uno de sus caracteres más reconocibles junto a la 'Abuelita' y 'Miss Martiartu'. Aunque en realidad el personaje que siempre dibujó fue el propio Bilbao. Los visitantes de cierta edad se reencontrarán con buena parte de su propia historia, y los nuevos bilbaínos descubrirán un espacio libertino y libertario que quedó atrás: «No había otra ciudad como Bilbao la muerte», dejó escrito.
Aunque hay una primera ilustración suya de juventud para un concurso de dibujo que sacó el diario 'Hierro' en su portada, uno de los hallazgos descubiertos por el artista Garikoitz Fraga Angoitia, la persona que ha hecho posible el espectáculo de la Sala Rekalde, que ha mutado su espacio recién reformado en un auténtico laberinto en el que merece la pena perderse para entender el complejo y asombroso mundo que creó el artista. Fraga Angoitia ha rastreado en la casa de la familia Gaztanbide, que custodió su legado, y después el Koldo Mitxelena Kulturunea de Donostia. Así, ha encontrado dibujos, vídeos, carteles, cuadernos... todo lo que el artista dejó a su paso.
Su interés por Eguillor creció al enterarse de la tesis doctoral que sobre el artista hizo el dibujante José Carlos Torre en 2017. «Tengo una editorial pequeñita (Belleza infinita) dedicada al arte y el cómic, y quise publicar su historieta de 'Agur, Amante'. Me enteré de que acababa de salir esa tesis y ahí empezó todo. Buceé en su historia, compré en mercadillos y por internet todo lo que encontraba de él, contacté con la familia Gaztanbide y el Koldo Mitxelena...».
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La diputada de euskera, cultura y deporte, Leixuri Arrizabalaga, presentó ayer la muestra junto a Alicia Fernández, directora de Sala Rekalde, y Fraga Angoitia. «La exposición Laberinto –explicó Arrizabalaga– rinde homenaje al destacado artista vasco Juan Carlos Eguillor, cuya obra ha sido clave en el desarrollo del arte contemporáneo. Esta exposición suma casi un millar de piezas, es la primera vez que se realiza un exhaustivo trabajo de investigación sobre su obra que nos permite ofrecer una visión completa de su trayectoria».
La política agradeció el «ingente trabajo» de Fraga Angoitia: «En la Sala Rekalde se pueden ver piezas que no se habían mostrado antes. Laberinto es una oportunidad única para que quienes no conocían la obra de Eguillor puedan descubrir su enorme talento».
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Hay libros infantiles, carteles de las primeras fiestas de Bilbao, de conciertos como el de Transvision Vamp y Liverpool en la playa de Plentzia y convocatorias de partidos políticos como Euskadiko Ezkerra. También sus aportaciones para este periódico y otras muchas publicaciones vascas y estatales. Y esto es solo el inicio de una magna exposición que sorpren de en cada rincón. Hay ejemplos de su faceta de videoartista, con obras reunidas bajo el concepto 'Bilbao la muerte' y también 'Menina', la primera animación española hecha íntegramente con ordenador.
La muestra se titula Laberinto en referencia a una de las metáforas más utilizadas por Eguillor, como él decía: «En este caos en el que habito, en este cuento de hadas maléfico que es la vida, necesito una metáfora para sobrevivir y luchar en el engañoso laberinto que es el mundo». La exhibición atesora muchos lemas: «La kozina kanibal, nueva kozina baska', 'La familia es la polución', 'Bilbao, una ciudad que se parecía a Kafka'... y alusiones a su alter ego: «Max Bilbao seguía sin entender nada. Max Bilbao no sabe, no contesta».
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Y en medio de la gran exhibición de documentos, ilustraciones, viñetas y portadas, el gran y colorista montaje de 'Muscle Circus', que aborda el culto a la belleza, como si Eguillor hubiera levantado su cabeza para asomarla a la extraña actualidad que hoy nos acecha.
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