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Quirónsalud Bizkaia

Cáncer de próstata: más precisión y mejor recuperación gracias a la cirugía robótica

El cáncer de próstata es el más frecuente entre los hombres, pero «a muchos aún les cuesta hablar de salud urológica y ese tabú hace que lleguen tarde» a un tratamiento cuando «las revisiones deberían comenzar a los 50 años»

EL CORREO

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El cáncer de próstata es el tumor más frecuente entre los hombres, pero su impacto podría ser mucho menor si las revisiones urológicas no se retrasaran tanto. Porque «a muchos hombres todavía les cuesta hablar de salud urológica y ese tabú hace que lleguen tarde, cuando podríamos haber diagnosticado antes y tratado mejor», recuerda el doctor Jorge García Olaverri, urólogo y especialista en cirugía robótica del Hospital Quirónsalud Bizkaia.

Es por ello que el especialista insiste en que las revisiones deberían comenzar a los 50 años –a los 45 si hay antecedentes familiares– y que la detección precoz es extraordinariamente sencilla. «Una analítica con PSA y una ecografía abdominal no llevan más de diez o quince minutos y nos permiten ver si algo no va bien», señala el experto. La razón es clara: el cáncer de próstata no avisa. «La mayoría de los tumores no dan síntomas hasta fases avanzadas, así que llegar antes es esencial para poder curarlo».

El PSA, un marcador que se adelanta a los síntomas

El PSA, una proteína producida por la propia próstata es una de las herramientas más útiles para detectar anomalías. «Un PSA elevado no significa automáticamente cáncer, pero sí nos dice que hay que mirar mejor», explica García Olaverri. Cuando la cifra supera los valores esperados o muestra una tendencia continua al alza, la resonancia magnética permite observar el interior de la próstata con gran precisión. «La resonancia ha avanzado mucho y hoy podemos identificar lesiones sospechosas sin tener que hacer biopsias a ciegas, como ocurría hace solo unos años», puntualiza. La combinación de PSA y resonancia ha cambiado el panorama: tumores detectados antes, diagnósticos más finos y tratamientos más eficaces.

Vías de tratamiento: cirugía, radioterapia y terapia hormonal

Si el cáncer está localizado y el paciente tiene buen estado general, la cirugía suele ser la opción recomendada. «Ofrece los mejores resultados oncológicos en la mayoría de los casos», indica el urólogo. Además, la radioterapia es una alternativa válida, especialmente cuando el paciente no puede pasar por quirófano. Sin embargo, su principal limitación es que, si el cáncer vuelve a aparecer, ya no es posible operar después. Por su parte, la tercera vía, la terapia hormonal, se reserva para personas mayores o con otras enfermedades importantes. «No cura el cáncer, pero lo mantiene dormido entre cuatro y diez años», detalla el doctor.

La revolución de la cirugía robótica: más precisión

La localización de la próstata –profunda, bajo la pelvis y rodeada de estructuras delicadas– siempre ha hecho que la cirugía fuese compleja. «Con la cirugía abierta operábamos prácticamente a ciegas. Era difícil ver, costaba diferenciar los tejidos y eso generaba más secuelas», recuerda García Olaverri. En ese sentido, la cirugía robótica ha transformado por completo esta intervención.

Gracias a una visión aumentada de alta definición y a brazos articulados que permiten movimientos extremadamente precisos, el cirujano trabaja con una exactitud impensable hace dos décadas. «Con la robótica podemos ver estructuras que antes eran imposibles de distinguir: los nervios de la erección, los esfínteres, los músculos del suelo pélvico. Eso nos permite extirpar el tumor con precisión milimétrica y, al mismo tiempo, preservar mejor lo que es fundamental para la continencia y la función sexual», explica García Olaverri.

Beneficios

«El salto para los pacientes ha sido enorme; antes muchos estaban una semana ingresados, ahora con la robótica, la mayoría se va a casa en 24 o 48 horas. Hay menos dolor, menos sangrado y una recuperación muchísimo más rápida. En pocas semanas pueden hacer una vida casi normal, y esto nos permite operar incluso a personas de 80 años con total seguridad», dice contundente el experto. A ello hay que añadirle que en la cirugía abierta era frecuente que los hombres tuvieran incontinencia duradera o problemas de erección. Sin embargo, «con la robótica, la inflamación inicial puede causar molestias, pero la recuperación es progresiva y la gran mayoría recupera la continencia y la función sexual con el paso de las semanas», señala.

Pero pese a las mejoras tecnológicas, García Olaverri insiste en que la clave está en la detección temprana: «Si un hombre tiene síntomas o simplemente ha llegado a la edad de las revisiones, lo importante es no esperar; con una analítica y una ecografía podemos detectar un cáncer de próstata a tiempo y ofrecer un tratamiento que hoy es mucho menos agresivo y con muchísimas más posibilidades de curación».

Puedes escuchar el podcast completo con la entrevista al doctor Jorge García Olaverri en este enlace.

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